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La indolencia del Estado marroquí tras el terremoto agrava la dificultad de los trabajos de rescate


Los servicios de rescate marroquíes, equipos extranjeros y en muchos casos los propios habitantes redoblan los esfuerzos para hallar supervivientes del terremoto que dejó al menos 2.860 muertos y 2.500 heridos al suroeste de Marrakech. El seísmo más mortal en los últimos 60 años y el de mayor magnitud registrado en Marruecos devastó poblaciones enteras, sobre todo en la zona montañosa del alto Atlas, donde los derrumbes del terreno han dificultado aún más el acceso a las localidades siniestradas. La falta de respuesta oficial ha agravado la situación en una región ya abandonada por el Estado marroquí. Solo 18 horas después del terremoto Rabat dio cuenta de las «medidas de emergencia» que estaban tomando las autoridades para atender a los damnificados. Además, ha autorizado únicamente a cuatro países -Estado español, Gran Bretaña, Qatar y Emiratos Arabes Unidos- a enviar equipos a las zonas afectadas, desoyendo ofertas concretas del Estado francés, Alemania, Turquía, Italia y Portugal, entre otros países y apelando a cuestiones logísticas que, sin embargo, han levantado sospechas sobre un posible trasfondo político. El rey Mohamed VI se encontraba el viernes en su lujoso palacete de París donde pasa gran parte del año.