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DE REOJO

Anastimafilia artística


El artista colombiano Fernando Botero falleció hace unos días dejándonos regalos esparcidos por el mundo entero: una mirada a los seres humanos desde su anastimafilia más creativa. Sus gordas y gordos representan a la humanidad henchida de exuberancia. Viniendo de lejos esta manera de expresar su visión de los habitantes de este mundo, hoy son, además, un manifiesto contra la creciente corriente de una elitista gordofobia, aunque sea una contradicción social al vivir la parte llamada primer mundo dentro de un auténtico problema de sobrepeso y obesidad debido a la mala alimentación y, sobre todo, a los excesos de la industria alimentaria. Hay una parte de los terrícolas que muere de hambre y de mala alimentación mientras otra se gasta cantidades ingentes de dinero para rebajar su peso.

Las lluvias otoñales siguen manifestándose con un poderío recursivo. Las imágenes recurrentes de los informativos televisivos y las redes sociales se han convertido en una suerte de calvario laico, de unas vísperas desacralizadas de un posible apocalipsis repartido en secciones privadas muy focalizadas. Eso debe crear tendencia. Las fugas, canalizaciones inútiles, el depredador mercado inmobiliario y la desfachatez administrativa nos lleva a los desastres puntuales y la desilusión general.

La muerte de un locutor y presentador televisivo se vuelve un lugar común de los obituarios panegíricos desmesurados. Pepe Domingo Castaño, el de “Pepe, un purito”, el presentador de “300 millones”, un programa de TVE muy neocolonialista ha fallecido a los ochenta años de manera repentina.