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DE REOJO

La media jornada


Un jolgorio. Señoros en declive prostático se empeñan en divertir al personal a través de declaraciones, chistes malos cargados de ideología y frases lapidarias. Entre la retranca, el chiste malo y la vomitona de prototipo empresarial añejo es lo dicho por el presidente de la patronal de hostelería refiriéndose a la falta de personas que acepten sus empleos de camareros, redondeando su discurso con una de esas frases boomerang: «el sector siempre se ha trabajado media jornada, de 12 a 12». Difícil tomarla en serio. Más difícil quitarle poso de pensamiento auténtico que enlaza con el esclavismo consentido habitual.

Hay una zona media en sus mensajes como el X de Puigdemont que, refiriéndose a las declaraciones protránsfugas para llevar a Feijóo a la Moncloa de González, ha escrito. «Hay políticos que al hablar hacen subir el precio el pan. Otros que hacen subir el precio de la cal viva». No está nada mal. Delicioso un diputado socialista que advierte que va a hacer casi toda su intervención en catalán e interpela a los de Vox «para se vayan a su lugar preferido: el bar». Después vino Borja Mari, ya con la capa de siervo de Aznar. Entre felipistas y guerristas, siempre prevaleció la mala educación del hermano del conseguidor que se decía descamisado, que, en su decadencia absoluta, en un programa de la caverna mediática actual, para criticar a Yolanda Díaz, se refiere a ella tono de machismo tabernario inculto, dudando de que tenga tiempo de hacer un proyecto político debido a que se pasa el día en la peluquería. Ese es el nivel. Mejor todos a media jornada y medio sueldo