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JOPUNTUA

Manía persecutoria


Empezó Ortuzar con la matraca, siguió Urkullu, luego se enganchó Egibar amenazante y cada día repiten el discurso de que hay una mano negra que trata de hacer juego sucio contra el PNV en vísperas electorales, utilizando el populismo y las huelgas para perjudicarles en beneficio de la izquierda abertzale.

Que el PNV se queje de que poderes ocultos tratan de beneficiar a EH Bildu en detrimento de su partido es algo esperpéntico si se tiene en cuenta el gran número de militantes abertzales presos en los últimos años bajo el oscuro paraguas del «todo es ETA», la prohibición de concurrir a las elecciones y demás consecuencias de esa persecución, que alteraba los resultados de los comicios hasta el fraude.

Mientras tanto, los jeltzales participaban en el juego electoral sin problemas de ningún tipo y, que yo recuerde, ninguno de sus dirigentes ha pisado la cárcel. Mejor dicho, algunos están disfrutando de las mieles del presidio, pero por corrupción en el ejercicio de sus cargos políticos. O sea que, cuando vienen con esa cantinela, recuerdan al Real Madrid cuando se queja de que le perjudican los árbitros.

El PNV siempre ha sido muy pro yanqui, y ha vivido cómodo bajo la protección del Tío Sam, por eso ahora sorprende aún más esta casqueta. Dicen que les organizan huelgas políticas, entre otras cosas, contra la privatización de la sanidad pública. Cuando una gran parte de la sociedad percibe ese peligro es porque existen motivos para pensarlo y, claro, el que para acabar con las listas de espera se derive al personal a la sanidad privada ayuda bastante a pensar que se está en lo cierto. Oír estos llantos por las huelgas y ver a Biden megáfono en mano alentando a los huelguistas de la industria del automóvil que reclaman aumentos salariales del 40%, le deja a uno estupefacto. ¿Formará también Biden parte de la conjura judeomasónica?

A este paso no se va a poder criticar ni la gestión del vertedero de Zaldibar que va a costar otros 750.000 euros más de dinero publico a fondo perdido, porque la empresa propietaria es insolvente. Al tiempo.