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DE REOJO

El sitio de Gaza


Sitiar una ciudad forma parte de la historias o historias de las guerras desde hace miles de años. Sitiar un territorio como Gaza con más de dos millones de habitantes, bombardearlo de manera intensiva y dejar a sus dos millones de habitantes sin agua, ni electricidad, ni comida ni combustible es un acto repudiable, un genocidio. Es lo que está haciendo Israel en algo que excede a toda respuesta defensiva pues es un acto de venganza que amenaza con incrementar la tensión hasta puntos inusitados e irreversibles.

El avispero ha saltado por los aires, la situación empeora por instantes, las decisiones tomadas en estos momentos no parecen ser las más adecuadas para un intento de solución, todo va encaminado a subir el nivel de destrucción, acumular muertos y destrucción, invocando a los dioses y a las afrentas superpuestas por medio siglo de abusos de una parte que ha llevado a la otra a establecer defensas que van mucho más allá de lo asumible por las sociedades que viven en una estabilidad política y económica. En el inicio está el problema: no crear en 1948 dos estados, Israel y Palestina.

Las reacciones en todo el mundo occidental abundan en apoyar ciega e incondicionalmente a Israel y condenar a Hamás y de paso a todo el pueblo palestino. Todo es un auténtico caos. El dolor, las imágenes selectivas de muerte y destrucción repetidas hasta la saciedad junto a indudables narraciones condicionantes por ser tan demagógicas, nublan el discernimiento. Lo cierto es que estamos todos muy concernidos en este nuevo episodio de la guerra. El sitio de Gaza es horrible.