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Gaza navega en el más oscuro de los mares


El mundo está cubierto por un océano de intereses cruzados, es un gran campo de batalla entre los objetivos de unos y otros, del capital, las élites, los Estados, las transnacionales… que nos pinta un mundo oscuro, en el que impera la ley del más fuerte y los cambios en las relaciones de fuerza se desarrollan con una brutalidad terrible. En los últimos dos años hemos visto sus efectos en Kurdistán, Afganistán, Ucrania, Nagorno Karabaj… además de en decenas de conflictos olvidados o desconocidos desde nuestra posición en el mundo, en Myanmar, en Swazilandia, Papúa Occidental… sin olvidar a quienes huyendo de la guerra y la miseria mueren en el Mediterráneo.

En centro de este océano de guerra, Gaza está en el medio del más oscuro de los mares, sin luz, agua, alimentos ni combustible desde hace 8 días (a la hora de escribir estas líneas), bloqueada por tierra, mar y aire, el campo de concentración a cielo abierto más grande del mundo está siendo bombardeado sin piedad.

Las declaraciones inhumanas de los dirigentes del Estado de Israel, las órdenes de su ejército, recomendando a más de un millón de palestinas que abandonen sus hogares, como si tuviesen alguna legitimidad para hacerlo o como si esa población no estuviera asediada, nos marcan el horizonte de una masacre premeditada contra la población civil.

No nos confundamos, la Gaza previa al 7 de octubre no era un puerto seguro, la espiral de violencia no es algo nuevo en Palestina, es una constante desde hace 75 años. Gaza está sitiada desde hace casi 20 años, con el tráfico de personas y mercancías controlado por Israel y Egipto. Bombardeada, con sus jóvenes y niños a merced de las fuerzas israelíes (de los 5.200 presos palestinos, 170 son niños y más de 1.200 se encuentran en detención administrativa sin acusación de ningún tipo). Ni Gaza ni Cisjordania han sido hasta ahora puertos seguros, en un mar a merced de los intereses de la fuerzas regionales y en especial del Estado de Israel.

En este océano mundial la izquierda independentista se ha dotado de cuatro faros para navegar sin perder de vista nuestros objetivos y sin perder el rumbo. Basándonos en nuestra propia experiencia, consideramos que el diálogo y la negociación son las herramientas más eficaces ante los conflictos políticos. Consideramos que el derecho a la autodeterminación de los pueblos, el respeto a su soberanía y la no injerencia tienen que ser pilares básicos de nuestra actuación. Nuestro tercer faro es el respeto de los derechos humanos y libertades democráticas y, por último, intentamos mantener una visión realista de la realidad que nos rodea: el mundo es como es, no como nos gustaría que fuera.

Estos principios son nuestra referencia en tiempos de tormenta, ya que hemos aprendido que cuando la tormenta estalla hay que fijar el rumbo con rapidez, sin tiempo de discutir e intercambiar como es debido y es que en los momentos de crisis no hay espacio para la pedagogía o el debate. Cuando nos enfrentamos a eventos abruptos o traumáticos, necesitamos respuestas sencillas. Por desgracia, en el mundo actual, a veces no hay respuestas sencillas y por eso es útil disponer de principios firmes que nos ayuden a fijar el rumbo.

El mar está revuelto, la tormenta ha estallado, el castigo colectivo a la población de Gaza es una realidad más brutal que nunca. Los mismos que niegan el derecho de Palestina a resistir la ocupación, mientras reclaman el derecho de Israel a defenderse, deberían recordar que existe el derecho a la guerra "jus ad bellum" en caso de ocupación y el derecho en la guerra "jus in bellum" que prohibe ciertas actuaciones y comportamientos.

Este derecho deja claro que los ataques premeditados contra la población civil no son aceptables, los realice quien los realice, esto forma parte de nuestros principios. Nos solidarizamos con todas las víctimas de los últimos días, esperamos que todas las personas puedan volver a sus casas sanas y salvas, todas las habitantes de Gaza, pero también las personas retenidas allí.

Pero eso no es suficiente, la vuelta al status quo no puede ser el horizonte para buscar una solución justa y duradera al conflicto que se vive en Palestina. No nos corresponde a nosotros y nosotras marcar esa solución, pero creemos que el diálogo y la negociación son los elementos principales para una solución al conflicto y que la participación activa de la comunidad internacional es la única manera de forzar a las partes a negociar y a respetar los acuerdos.

No hay solución duradera posible que no implique el fin de la ocupación y el respeto de los derechos nacionales de Palestina, no se puede imaginar una situación en la que los palestinos puedan vivir en su tierra mientras sigan ocupados.

“La Vanguardia” entrevistaba el viernes 6 de octubre al almirante en la reserva israelí Ami Ayalon, que fue jefe del Shin Bet, el servicio secreto interior de Israel, que decía que una vez entiendes a los palestinos como pueblo, «entiendes que la ecuación entre ellos y nosotros es muy simple: nosotros tendremos seguridad cuando ellos tengan esperanza». El pueblo palestino y la población de Gaza necesitan ahora más que nunca un horizonte de esperanza, una luz de solidaridad en un océano de guerra.