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JOPUNTUA

Infierno y venganza


Los responsables del Gobierno de Netanyahu, como respuesta oficial a las brutales acciones de Hamas del pasado día 7, no tuvieron rubor en prometer venganza sin cuartel: «Sólo habrá destrucción en Gaza». Y eran más gráficos todavía: «Queríais un infierno y tendréis un infierno».

Me pregunto por qué razón, cuando han cumplido fielmente su amenaza atacando el hospital Al-Ahli y asesinando a cientos de civiles, niegan cualquier responsabilidad. Y me respondo: demasiados muertos inocentes para Biden, para su pulcra imagen de demócrata y tolerante, para su respaldo inquebrantable a la causa judía. Pues, amigo Joe, ya han muerto masacradas 4.000 personas, de ellas, 1.500 niños y niñas; la ciudad arde arrasada, cientos de miles de ciudadanos han tenido que abandonar sus hogares... Es el infierno prometido.

No lo digo yo, aunque lo suscribo. Lo ha dicho alto y claro Raz Segal, profesor de estudios del Holocausto y Genocidio en la Universidad de Stockton: el ataque inmisericorde y indiscriminado de Israel contra la población de Gaza es «un caso de genocidio de manual». Y me vuelvo a preguntar qué sutil diferencia existe entre los responsables del estado sionista, que denominan a los gazatíes «animales humanos» para justificar sus crímenes, y aquellos que promulgaron las Leyes de Nuremberg en 1935 bajo el precepto de que el judío era una lacra social insertada en el pueblo alemán que debía ser «extirpada como un tumor cancerígeno», y que acabaron con la vida de dos tercios de los judíos en Europa.

Fue la comunidad internacional en el contexto de la posguerra y los horrores del genocidio nazi, la que provocó la Nakba, que supuso la expulsión masiva de palestinos árabes de sus tierras para facilitar la creación del Estado de Israel. Y, mutatis mutandis, ha de ser la comunidad internacional la que intervenga de manera decidida en la resolución de un conflicto que hace demasiado tiempo que discurre por el camino de la venganza y que amenaza con convertirse en mucho más que una tolerable molestia periódica para las cancillerías occidentales.