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EDITORIALA

Beneficios récord mientras no se toque la fuente


Los resultados del tercer trimestre de las grandes corporaciones están dejando récord de ganancias para regocijo de ejecutivos y grandes accionistas que verán multiplicados sus ya importantes emolumentos. Solo Repsol ha reducido su beneficio con respecto al año pasado cuando se aprovechó de unos excepcionales márgenes en el refino de petróleo a causa de la guerra en Ucrania. Con todo, la corporación dirigida por Josu Jon Imaz ha ganado la nada despreciable cantidad de 2.785 millones de euros. Los beneficios de Iberdrola han crecido en la misma proporción que los ingresos de la compañía, por lo que el impuesto extraordinario y temporal a las grandes energéticas está lejos de entrañar una carga adicional sobre los beneficios extraordinarios de la eléctrica.

Kutxabank ha mantenido los ingresos por comisiones pero casi ha duplicado los ingresos por intereses, de 430 a 836 millones, gracias a unos tipos más altos y a que sigue sin pagar nada por los ahorros. Esto le ha permitido ganar 200 millones más que el año pasado, de los que solo ha pagado 70 millones a Hacienda, de modo que el beneficio neto del banco ha crecido un 53%. En este caso, el impuesto temporal ha tenido cierto impacto sobre las ganancias extraordinarias, pero lejos de condicionar nada. En la práctica esos 200 millones de beneficios extraordinarios han salido de los bolsillo de la gente corriente y de pequeñas empresas que continúan pagando intereses astronómicos por la hipoteca o los créditos.

Los impuestos introducen un elemento de justicia en la redistribución de la riqueza, nada desdeñable si existe una ambición que no han mostrado las haciendas forales con el Impuesto Temporal de Solidaridad a las Grandes Fortunas. Su impacto será marginal, tal y como dejó claro ayer Bizkaia. Pero los impuestos tienen efecto muy limitado en la reducción de los beneficios extraordinarios, tanto como las reuniones con los bancos de Lakua, debido a que no afectan a la fuente que proporciona esas ganancias excepcionales. Los gobiernos tiene que tomar medidas que corrijan esas situaciones de excesivo poder sobre el mercado de las grandes corporaciones. Ese es su quehacer y su responsabilidad.