GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

Acostumbrarse al miedo


Cuando vemos cuerpos destrozados, edificios en ruinas, proclamas guerreras, manipulaciones estadísticas y soflamas religiosas y políticas, ¿qué sucede en nuestro cerebro y todas la ramificaciones que configuran la motricidad de nuestro cuerpo? Dicho de otro modo, la distancia mediática con la que nos muestran de manera reiterada y secuencial esos seres humanos convertidos en residuos de guerra, ¿nos deshumaniza hasta lo insufrible? ¿Somos conscientes de que lo que vemos son personas a las que han convertido en material de un relato de guerra y no las asimilamos como algo que nos concierna profundamente?

Son tantas las dudas que la angustia se convierte en un soplido interminable que nos hace imposible una respiración acompasada. Unos cineasta iraníes declaran en un ámbito cultural que ellos han debido acostumbrarse al miedo para poder hacer sus películas. Descontextualizo el concepto porque esta confesión de unos artistas que son una parte de la sociedad que se puede considerar como especial, aplicada a la vida cotidiana en ciertos lugares de este planeta, adquiere un valor que excede cualquier posibilidad de comprensión. ¿Qué debe ser amor en Gaza hoy? ¿Cómo acostumbrare a no saber si esos misiles llevan escrito tu nombre o el de tu padre o hermano? El miedo como común denominador me parece terrorismo perpetuo.

¿Quién es capaz de describir al ser humano desde el auténtico e irremediable miedo? No hay rima posible. La poética se anula en esa soledad producto de un cerco que aspira a tu extinción. Malditos sean todos los dioses.