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EDITORIALA

Inteligencia Artificial, con volante y frenos unificados


Figuras de la industria, de los gobiernos y de la investigación han asistido a la cumbre internacional sobre seguridad de la Inteligencia Artificial (IA) celebrada en Gran Bretaña, que no ha estado exenta de la influencia de la geopolítica, los valores y las ideologías. A pesar del coro de voces que lo pedía, hubiera sido irónico excluir a China, que cuenta con el mercado de aplicaciones de IA más grande del mundo. Por otra parte, al ser un nuevo campo del desarrollo humano, con el rápido avance de esta tecnología se vislumbran enormes oportunidades, así como riesgos impredecibles y desafíos complejos que afectan al destino de toda la humanidad. Y como ha ocurrido con otras tecnologías, la gobernanza va muy por detrás de la velocidad de su desarrollo. No hay, y necesita con urgencia, un consenso básico para dotarla de un volante y unos frenos unificados globalmente.

No han faltado mensajes apocalípticos, alusiones al fin del mundo asociados a la IA del futuro. Sin embargo, esta plantea riesgos presentes, como demuestra la adopción rápida y generalizada de los nuevos modelos de lenguaje como ChatGPT que avanzan de manera poderosa. Los sistemas de IA podrían acelerar el diagnóstico de enfermedades y diseñar armas biológicas, ayudar a combatir el cambio climático y ejecutar masivas campañas de desinformación, agilizar procesos de fabricación y presentar una pérdida récord de empleos. Esa es la preocupación global: cómo maximizar sus beneficios y al mismo tiempo minimizar sus daños.

Se ha incidido en que los sistemas de IA deben ser seguros, pero no tanto de en qué valores y enfoques se deben aplicar para lograrlo. No vale con apostarlo todo a que las empresas tecnológicas hagan sus propios deberes. Se necesita transparencia y que los reguladores tengan acceso a datos completos para que tomen decisiones correctas. El desarrollo de las tecnologías digitales ha demostrado que, si no se controlan, se utilizan para buscar poder y ganancias a expensas de los derechos humanos, la justicia social y la democracia. Hacer que la IA avanzada sea segura también significa comprender y hacer frente a los riesgos que implica para esos valores.