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VIDAS PASADAS

Un viaje emocional a través de la distancia y el tiempo


La ópera prima de Celine Song comienza con una imagen que inspira una pregunta. En dicha secuencia, tres personas conversan en un bar: ¿Qué relación comparten estos tres personajes? Una mujer coreana, sentada junto a un hombre occidental mientras mantiene una conversación con otro hombre, también coreano, que se encuentra ligeramente separado de ellos. La respuesta es mucho más compleja de lo que podría parecer. La trama retrocede 24 años en el tiempo, en Corea. Dos niños de unos doce años compiten por destacar en la escuela. A medida que avanza la historia, se insinúa un inocente romance entre ellos, pero surge un problema, ella está a punto de emigrar a los Estados Unidos con su familia, mientras que Hae Sung permanecerá en Corea. La separación es dolorosa, pero ambos la aceptan con una mezcla de pudor y valentía. El sufrimiento está presente, aunque se manifieste de manera sutil.

CAMBIOS CULTURALES

“Vidas pasadas” es una película romántica que evoca el espíritu de la fascinante trilogía “Antes del Amanecer” de Richard Linklater, pero con un enfoque en las distancias que surgen de las migraciones y los cambios culturales y lingüísticos.

La película aborda la noción del tiempo, el exilio y lo que perduran en nuestro presente las vidas pasadas. La fantasía de reencontrarse con un antiguo amor de la adolescencia, la angustia de darse cuenta de que la oportunidad se ha perdido y la pregunta sobre si vale la pena perseguirla, son temas universales que surgieron con la proliferación de las redes sociales. Algunos tuvieron la suerte de reencontrarse, y el filme es un ejemplo de ello, inspirado en la experiencia real vivida y sentida por la propia directora.