Una aventura entretenida y fiel a sus habituales códigos

Retorno del gato cósmico más conocido del cine animado en esta su cuadragésima entrega que, acertadamente ha incorporado el euskara y el catalán en sus doblajes. La película se presenta como una amalgama de secuela y remake de “Doraemon y el pequeño dinosaurio” (2006), que a su vez reinventó una cinta anterior basada en el manga original de Fujiko F. Fujio. Los cambios se presentan de manera sutil, desde la sustitución de artefactos de Doraemon hasta la elección misma de los dinosaurios protagonistas, ahora parte de una especie inventada cuya existencia se justifica como un eslabón perdido. Lo más destacado de esta película radica en la eliminación del grupo antagonista, marcando un avance significativo frente a sus predecesoras.

Este cambio demuestra que el conflicto no siempre necesita una fuerza opuesta para ser efectivo, liberando a la trama de un requisito anticuado y permitiendo que otros desencuentros asuman su protagonismo con igual intensidad.

Los artilugios del siglo XXII de Doraemon mantienen su encanto retrofuturista. Por otro lado, la película también preserva su componente didáctico, destacando su explicación sobre las diferencias entre el Jurásico y el Cretácico.

A pesar de la falta de detalles en los personajes y los fondos, la película compensa con una explosión de color y movimiento. La animación busca crear imágenes divertidas y bien ejecutadas técnicamente. Aunque podría haberse beneficiado de una mayor atención a los detalles, el conjunto logra ofrecer una experiencia visual cautivadora y educativa, dentro de un contexto narrativo divertido y que reincide en el aspecto colaborativo del grupo de amigos y a pesar de sus diferencias.