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EDITORIALA

No se puede errar el tiro


Una norma convertirá en obligatorio el arma de fuego para las policías vascas, desde la Ertzaintza hasta los agentes municipales del más minúsculo de los pueblos de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Una decisión polémica que no responde a las prioridades políticas del país en materia de seguridad, de derechos y de libertades. El robo de un arma particular a un ertzaina este fin de semana en Barakaldo es otra evidencia de la necesidad de dar este debate desde la seriedad y la sensatez.

En el contexto europeo, en Irlanda, Gran Bretaña, Islandia y Noruega los agentes no tienen la obligación de llevar arma de fuego. Son países suficientes y lo suficientemente avanzados como para intentar parecerse a ellos y no a los estados más represivos o con mayores índices de violencia y desigualdades. Asimismo, diversos análisis han demostrado que el uso permanente de armas por parte de la Policía no genera mayor seguridad, sino lo contrario. Por ejemplo, en base a un estudio comparativo de la Universidad de Deakin entre las policías de Gran Bretaña y Nueva Zelanda, por un lado, y Canada y Australia, por otro, en los casos de estos dos últimos países en los que las armas son obligatorias, la criminalidad es mayor. Además, los accidentes derivados del uso de armas provocan muertes. Es decir, los argumentos que se han aducido por parte de Lakua para tomar esta medida se basan en prejuicios, no en datos.

A la velocidad a la que van los cambios sociales en el mundo y con la escala que tiene Euskal Herria, la sociedad vasca no se puede permitir errar en sus retos y debates. Por supuesto, nadie puede garantizar el éxito en esos debates; el país y sus dirigentes tienen el derecho a equivocarse en sus conclusiones. Lo que no se puede permitir la sociedad vasca es equivocarse de debates o no atreverse a darlos de veras. En ese caso, el resultado será fatal. En este momento, el debate sobre el modelo policial tiene que ver con el descontrol en la Ertzaintza y con el despropósito del despliegue de las FSE en tierras vascas. En el contexto del posconflicto armado, el debate es el modelo policial que hay que desarrollar desde el punto de vista de la seguridad y las libertades. No urgen más pistolas en las calles vascas, sino policías formados en libertades democráticas, en derechos humanos y en el servicio a la ciudadanía.