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DE REOJO

Vertebrados silvestres


Las leyes, la poesía y el chachachá forman un triángulo que sustenta una teoría del relativismo más metafísico. ¿Cuántos libros se han escrito sobre Napoleón desde su muerte en 1821? Innumerables. Miles. Aseguran sus exégetas que más que sobre Jesucristo. ¿Qué idea tenemos de Napoleón cada una de nosotras? Probablemente funcionemos con resortes de mercadotecnia obsoleta y podamos describir una caricatura por su estatura, un recuadro con orlas sobre su capacidad militar, la idea de su hermano atravesando la península ibérica a lomos de la Ilustración con sus ejércitos. Si me pillan en el sofá del psicoanalista, a lo mejor digo que todos los locos que conocí creían ser Napoleón.

Así que, cuando la Fiscalía de Medio Ambiente manda un escrito a sus fiscales especializadas indicándoles que atentas a las pistas de pádel porque causan muchas muertes de aves debido a su acristalamiento, empiezo a ponerme la mano dentro de la guerrera de boatiné y a especular sobre este repentino tino sobre el destino de esos vertebrados asilvestrados que son las aves que sobrevuelan nuestras tierras en barbecho porque existe legislación aplicable al asunto.

Inmediatamente aparece un invertebrado etéreo que me gruñe con altivez, ¿y de los molinos de la energía eólica, qué? Las plantaciones de estos monstruos en zonas privilegiadas son un problema para todos los vertebrados silvestres y hasta para los bípedos que intentan mirar al horizonte sin ver estos monstruos quijotescos plantados por las eléctricas. ¿Qué haría Napoleón si pudiera decidir?