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Trabajadoras no Domesticadas

«La Administración está forrándose con el negocio de los cuidados»

Esta argentina, integrante del colectivo Trabajadora no Domesticadas y del grupo motor convocante de la histórica huelga feminista, es consciente de que, a partir de ahora, toca concretar la conciencia movilizada en las calles. Hablamos de cuidados, de explotación laboral -está en la Secretaría Antirracista de LAB- y de vida, en general. La versión larga, en NAIZ.

(Aritz LOIOLA | FOKU)

 

Enfatiza que esta ha sido una huelga feminista y general, en ese orden. ¿Pero por qué una huelga? ¿No es muy arriesgado?

Para nosotras, esta huelga, de alguna manera, recupera el instrumento histórico de la clase trabajadora. Pero mientras la huelga al uso plantea la disputa en el conflicto capital-trabajo por la mejora de las condiciones laborales, los salarios o los descansos -en este caso, serían las condiciones laborales de los sectores feminizados y precarizados, que son los que sostienen el gran espectro de los cuidados-, esta huelga mira el conflicto capital-vida; o sea, pone en el centro la mirada en que la vida, tal y como está planteada ahora, está siendo descuidada.

Estamos provocando nuestro propio suicidio colectivo como sociedad: el capital, como una rueda loca, está poniendo en el centro todo el tiempo la especulación, la acumulación y la generación de negocio. En la Comunidad Autónoma del País Vasco y en Navarra es impresionante el proceso acelerado y profundo de privatización, en donde solo un porcentaje muy pequeñito de residencias quedan en gestión pública y son de dominio público. También en el servicio de ayuda a domicilio. Por ejemplo, el del Ayuntamiento de Bilbao está subcontratado...

¿No habría que empezar a dar los nombres de los grandes empresarios que se están lucrando con esto?

Son personajes como Florentino Pérez, un empresario del fútbol y de la construcción... Esto es una responsabilidad política y también una responsabilidad pública, porque los criterios de adjudicación de estos servicios a estas consultoras se hacen en base a quién ofrece más barato su pliego. Todo a costa de ajustar los salarios y las condiciones laborales de las personas trabajadoras y la calidad de los cuidados que reciben las personas mayores. Se está especulando con nuestras vidas, y eso es lo que venimos a denunciar, no solo en términos de las condiciones de empleo de las trabajadoras, que eso sí es muy importante de cambiar, sino también sobre qué lugar y qué centralidad se le están dando a los cuidados.

Supondría abrir el melón de la política, y eso va a costar.

Eso es. La Administración pública y quienes nos gobiernan, especialmente algunos partidos, están forrándose con el negocio de los cuidados en Euskal Herria.

Hay una serie de «patas» en la cuestión de los cuidados: la social, la legislativa, la laboral... No sé cuáles consideran que son más urgentes.

Una de las reivindicaciones es justamente la erradicación del régimen interno, que es una muestra de un engranaje de desigualdad, de violencia, de exclusión y de injusticia que atraviesa a los cuidados. Para nosotras, el Régimen Especial de Trabajadoras de Hogar es un régimen deficitario, que tiene vacíos legales muy importantes: por ejemplo, no está regulado el trabajo nocturno, lo que se llama el régimen de pernocta, cuando en otros sectores trabajar por las noches implica luego tener descansos o pagas superiores, un plus por trabajo de nocturnidad.

En este caso, a las trabajadoras internas no solo no se les reconoce ese esfuerzo adicional, sino también que se les descuenta hasta el 30% por el concepto de salario en especie, que es por dormir y comer en los domicilios en los que trabajan.

Y ahora, ¿qué va a pasar el día después?

Algunas necesitaremos descansar [risas]. Pero, luego, el proceso sigue. Se va a hacer una valoración y, además, creemos que esta no acaba mañana: vamos a ir viendo resultados y sedimentos de este proceso en los próximos meses. Y tenemos un acuerdo de pueblo, un acuerdo que plantea compromisos y reparto de responsabilidades a diferentes dimensiones. La idea es empezar a trabajar en lo concreto, en el ámbito territorial, a nivel de pueblos, de ayuntamientos y de Diputación. ¿Cómo hacemos aterrizar esos cambios y reivindicaciones? Será hora de tocar puertas, de exigir responsabilidades a esas organizaciones y comités.

¿También a los políticos? Parece que habrá elecciones en marzo y posiblemente el de los cuidados sea uno de los asuntos que tendrá en cuenta la gente cuando vote.

Sí, y tenemos también el horizonte del 8 de marzo. Se vienen meses de trabajo ya en concreto. Creemos, además, que muchos resultados los veremos mañana; otros, en las próximas semanas, pero luego, más adelante, aparecerán nuevos imaginarios que tienen que ver con este proceso. La construcción colectiva de un sistema vasco público comunitario de cuidados y de un derecho colectivo al cuidado no acaba hoy, sabemos que tenemos mucho trabajo por delante, muchas piedritas en el camino van a aparecer, pero estamos acostumbradas. Somos bastante ‘burugogorra’ y este proceso lo hemos hecho con mucho compromiso político y con mucha ilusión.