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Lucha feminista para derribar los cimientos del patriarcado


Por primera vez, una huelga general feminista reivindicó ayer un sistema de cuidados público y comunitario frente a las profundas grietas que presenta el modelo vigente. Las razones para salir a la calle son evidentes y conocidas, pero conviene volver a recordarlas para interpelar a quienes siguen enrocados en los privilegios y las relaciones de poder que sustentan al heteropatriarcado. El régimen de trabajadoras internas, la precarización de las cuidadoras, el reparto injusto de los trabajos de cuidados y el carácter patriarcal, racista y capitalista del sistema actual coparon los mensajes de la protesta.

Miles de personas respondieron en las calles a la convocatoria del movimiento feminista de Euskal Herria y los sindicatos ELA, LAB, ESK, Steilas, CNT y CGT. Las trabajadoras del ámbito de los cuidados y del hogar se reivindicaron como sujeto político y tomaron las calles con la determinación de atraer a más personas a su lucha. Las manifestaciones, los piquetes y los cortes de carretera fueron una demostración de ese empeño movilizador. Los pañuelos y brazaletes se convirtieron en señal de apoyo a la convocatoria por parte de quienes no pudieron secundar la huelga. En este contexto, es reseñable el seguimiento en sectores tan importantes como la enseñanza o la atención primaria. La otra cara de la moneda estuvo en las resistencias todavía latentes en el ámbito empresarial y en parte de las instituciones.

El movimiento feminista ha marcado un nuevo hito. Partiendo de la urgente reflexión sobre los cuidados, seguirá interpelando a los hombres, a la población privilegiada y a las instituciones para que se sumen a este proceso. Tenemos ante nosotras un camino que lleva por bandera los valores emancipadores y la diversidad del feminismo. Y nos afecta a todas.