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EDITORIALA

La internacional reaccionaria


La toma de posesión de Javier Milei como presidente de Argentina ha servido para radiografiar los apoyos con los que cuenta en la escena mundial esta alianza renovada entre el neoliberalismo más descarnado y la extrema derecha más rancia. Esta coalición no es nueva, pero se presenta con renovado vigor de un tiempo a esta parte. Además de algunos vecinos probablemente incómodos, como el chileno Gabriel Boric, la fotografía de la toma de posesión es la de la internacional de la reacción y el miedo, empezando por el húngaro Viktor Órban, siguiendo por el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y acabando por el líder de Vox, Santiago Abascal. La cita también contó con invitados como Felipe de Borbón -que esta vez no desentonó, a diferencia de lo ocurrido en la toma de posesión de Gustavo Petro, en Colombia- o el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

Verlos juntos ayuda a entender aquello que, pese a las muchas diferencias que presentan, comparten las diferentes expresiones de esta alianza ultra. En resumen, se trata de un programa económicamente neoliberal, devastador para las clases populares y medias, que condena a la sociedad a un darwinismo social camuflado bajo la gran farsa de la meritocracia y que dispara la desigualdad de la que, al mismo tiempo, se nutre para ganar elecciones. Es un discurso que se construye retóricamente en contra de las élites, pero que tiene a estas como principales beneficiarias. Este programa socioeconómicamente letal se conjuga con una ideología política profundamente conservadora que aspira a mantener vigentes privilegios minoritarios y revertir todo avance en derechos por parte de minorías o colectivos excluidos. También se arroga el derecho a negar la ciencia y seguir destruyendo los fundamentos de la vida sobre el planeta.

Es una amenaza real y material que no puede frenarse con recetas habituales ni con eslóganes fáciles. Exige amplias alianzas que -a base de inteligencia, imaginación y generosidad, y con prácticas realmente democráticas y equitativas- obliguen a abrir por abajo el cierre elitista que se intenta dar por arriba a la crisis civilizatoria de nuestros días.