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El cerebro, ese gran desconocido

El Museo San Telmo de Donostia alberga hasta el 14 de abril “Cerebro(s)”, una ambiciosa muestra que aúna el estudio y la representación realizados desde el arte, la ciencia y la filosofía sobre este órgano tan fascinante y a la vez tan desconocido hasta la fecha. 150 piezas que suscitarán el interés del visitante.

Imagen de la muestra abierta en el Museo San Telmo. (Gotzon ARANBURU | FOKU)

La exposición que abre hoy sus puertas explora y cuestiona lo que se sabe, y lo que aún queda por conocer del cerebro. Es una inmersión en la anatomía del cerebro, así como todo aquello que genera: la conciencia, el pensamiento abstracto, el lenguaje, la imaginación, los sueños y la memoria. También indaga en otras mentes más allá de la humana: las inteligencias artificiales, animales y colectivas y las de organismos sin cerebro.

En la presentación de ayer, los impulsores de la muestra destacaron el hecho de que el cerebro es tan fascinante como misterioso. Es el que más incógnitas suscita tanto a nivel científico como filosófico. Además, tiene la particularidad de que, en los últimos siglos, el cerebro humano ha visto cómo se ha expandido tres veces su tamaño original, circunstancia que no se da en otras especies.

Organizada por San Telmo Museoa, la muestra es el resultado de la colaboración entre Wellcome Collection de Londres; el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB); y Fundación Telefónica de Madrid. Ha sido comisariada por Emily Sargent, miembro del museo y biblioteca londinense, y el físico y biólogo Ricard Solé. Califican como «un desafío» el que aún hoy representa el cerebro para la sociedad, porque la inteligencia producida por las máquinas plantea más preguntas que certezas.

Hace siglos que poetas, artistas, filósofos y científicos estudian y cuestionan la estructura, la función y la evolución del órgano. Un terreno en el que Santiago Ramón y Cajal ha sido determinante. Fue quien descubrió que la neurona era la unidad básica de la arquitectura cerebral. La muestra permite descubrir una faceta suya desconocida, la artística. Fue su padre, médico de profesión, quien se empeñó en que su hijo no cumpliera su deseo de dedicarse a la creación. «Se dedicó a la investigación, área a la que aportó su capacidad de observación, sin prever de antemano qué encontraría», señaló Sargent.

CRÁNEOS FÓSILES

El recorrido por las salas del museo arranca mostrando cómo el estudio de los cráneos fósiles y el arte rupestre desvelan la aparición de la mente simbólica. En las vitrinas se mezclan materiales históricos, dibujos histológicos de Camillo Golgi y Ramón y Cajal e instrumentos de cirugía y modelos anatómicos.

En paralelo al desarrollo de la anatomía y la fisiología, el cerebro se ha equiparado con la tecnología punta de cada época: el telégrafo, el teléfono... no así con el ordenador, ya que no es el más idóneo para establecer una metáfora entre ambos. «El cerebro es producto de una evolución y es complicado entender su funcionamiento», remarcó Solé.

La mente sigue siendo «un misterio», añadió Sargent, quién explicó que la muestra no solo se adentra en el interior de este órgano sino que también explora su relación con el exterior que lo rodea, su parte más subjetiva y milagrosa, como es la conciencia, cualidades como la memoria o los sueños, y funcionamientos de mentes colectivas como una colonia de hormigas.

Los cerebros crean mentes. Imbuyen el pensamiento, las emociones, los sueños y la conciencia. La muestra analiza el cerebro y la conciencia como procesos donde la memoria es un elemento fundamental, «probablemente el atributo más importante de nuestro cerebro». En cuanto los primeros estudios empezaron a señalar que este órgano podría esta relacionado con la enfermedad, surgieron los intentos de cambiar los estados cerebrales.

El segundo gran bloque de la muestra pone el foco sobre el estado actual de la neurociencia y en las exploraciones filosóficas y éticas que diversos artistas llevan a cabo a partir de esa constatación. Alex Guevara, Louise K. Wilson, Shona Illingworth y William Utermohlen son algunos de ellos. Llama la atención una obra de este último, donde, por medio de cuatro autoretratos, refleja el deterioro cognitivo causado por el alzheimer que sufría.

La exposición también hace referencia a la Inteligencia Artificial, con obras de creadores como Pilar Rosado o Joan Fontcuberta. El fotógrafo catalán presentará en el museo su trabajo “Dinosaurios” a través de una conferencia que impartirá este sábado bajo título “Fotografía: de la alquimia a los algoritmos”. La charla comenzará a las 12.00, será en castellano, en el salón de actos del museo, con entrada libre hasta completar aforo.

Presenta una selección de fotografías en blanco y negro de dinosaurios que el artista ha realizado a lo largo de los años junto a otras generadas mediante Inteligencia Artificial con el programa DALL-E. El libro está escrito en el idioma klingon. El idioma klingon es una lengua construida y artística, desarrollada por Marc Okrand para los estudios Paramount Pictures, como lengua vernácula de la raza klingon en el universo de “Star Trek”.

La obra de Joan Fontcuberta y Pilar Rosado invita al espectador a reflexionar sobre las imágenes del presente y a repensar el papel de estas imágenes en nuestra sociedad, no en vano el paradigma actual presenta un mundo visual donde convivimos con imágenes creadas por inteligencias artificiales.