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DE REOJO

Acromatopsia política


Convivimos con unas personas que, por cuestiones genéticas, solamente ven en blanco y negro. Su vida cotidiana es bastante complicada porque los colores forman parte del lenguaje ciudadano y convivencial. Su diagnóstico no es nada fácil ya que además de esta merma su capacidad de visión se limita, lo que lleva estar años de su vida sufriendo de esta patología que es bastante confusa ya que son niños que no pueden distinguir los colores. El número de personas afectadas por esta variación genética es desconocido, aunque cada vez se van detectando más casos y avanzan los programas piloto para intentar revertirla, cosa que, en estos momentos, parece muy improbable con los conocimientos actuales.

Con el debido respeto, no es tan difícil entender que en el ámbito de la política partidaria existen múltiples casos de esta acromatopsia, porque son innumerables los representantes, portavoces, tertulianos y curas que solamente ven en blanco y negro, que no ven ningún matiz en nada de lo que sucede delante de sus narices. No es una cuestión genética, sino dogmática. Esta irregularidad analítica y hasta vital está basada en fundamentalismos que vienen del más allá democrático. Se trata de instalarse en aquellos tiempos de la tele en blanco y negro, el parte radiofónico emanado del corazón del franquismo y cerrar el circuito de la comunión diaria y la comunicación vicaria.

Borrar cualquier atisbo de comprensión de la realidad en la paleta de colores matizada por las circunstancias, el tiempo y las posibilidad evolutivas de la tecnología y la reproducción asistida. Amén.