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INFIERNO EN GAZA

Fisuras en el Gobierno israelí, que mantiene unido el horror en Gaza

El plan para Gaza que dibujó el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, mantiene la ocupación con una apariencia de gestión palestina frente a las peticiones de expulsar a la población gazatí realizadas por el Gobierno. La investigación por los fallos de seguridad del 7 de octubre también ha abierto fisuras en una coalición que mantiene la unidad para continuar el horror.

Casas destruidas en el sur de la Franja de Gaza. (Jack GUEZ | AFP)

El Gobierno israelí esboza algunos planes para Gaza entre crecientes discrepancias internas, más allá del consenso sobre el presente de horror para la población palestina.

El ministro de Defensa, Yoav Gallant, dibujó un plan asentado sobre la ocupación del territorio, pero con la apariencia de gestión palestina sin especificar qué instituciones palestinas tomarían el control del enclave.

Un «Gobierno de Vichy» en el que Israel excluye el control del movimiento islamista, pero apunta a organismos palestinos para gobernarlo. Se reservaría su «libertad de acción operacional» y el liderazgo de una «fuerza multinacional» formada por tropas occidentales y de países árabes que controlaría la zona fronteriza y dirigiría la «reestructuración» de la Franja.

Gallant presentará este plan al gabinete de guerra antes de la próxima visita a Israel del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien comenzó ayer una gira en Oriente Medio.

Choca con las intenciones del primer ministro, Benjamin Netanyahu, que ha asegurado en reiteradas ocasiones que no tiene intención de entregar el control de la Franja de Gaza a la Autoridad Palestina (ANP).

Y se aleja también de los miembros de la derecha más ultra de la coalición de Netanyahu, que han abogado públicamente por impulsar la expulsión de los gazatíes a otros países y que Israel retome la política de colonias en el enclave, que desmanteló en 2005. El Ministerio de Defensa aseguró que «no habrá presencia civil israelí en la Franja de Gaza», aunque aparentemente Israel mantendrá el bloqueo por aire, tierra y mar que ejerce desde 2007. «Debido a requisitos de seguridad, Israel llevará a cabo la inspección de las mercancías que entren en la Franja de Gaza», indicó.

El plan parece más un señuelo con el que contentar a Blinken en su visita tras las críticas a los planes ultras, y con la que EEUU pueda seguir apoyando las matanzas diarias.

Estados Unidos, que ha apoyado al Estado judío incluso con el suministro de armas mientras parte del mundo lo denuncia por genocidio, dice apostar por que la Autoridad Palestina tenga cierto control de Gaza y sigue hablando de la inviable solución de «los dos Estados». A su vez, Netanyahu rechaza esta idea escorándose hacia las posiciones de sus socios más xenófobos y racistas para mantener una coalición de Gobierno que es su tabla de salvación política.

La ANP carece de apoyo social incluso en Cisjordania y desde el 7 de octubre este se ha reducido a mínimos, desprestigiada por la corrupción y la colaboración con Israel.

En estas circunstancias, el debate sobre el futuro de Gaza sí parece un «escenario ficticio» con el que Israel distrae la atención sobre las atrocidades actuales en la Franja, convertida en inhabitable, según el coordinador humanitario de la ONU, Martin Griffiths.

A GRITOS EN EL GABINETE DE GUERRA

Más división se dejó sentir en una reunión del gabinete de seguridad que el pasado jueves analizó los fallos de seguridad en los ataques palestinos del 7 de octubre.

Los ministros más ultraderechistas se lanzaron contra Herzi Halevi, jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, por citar en la investigación a Shaul Mofaz, ministro de Defensa de Israel entre 2002 y 2006, que fue decisivo en la retirada de Gaza en 2005. La extrema derecha clama ahora por volver a la ocupación.

Otro de los responsables de la comisión, el exjefe de Inteligencia Militar, el general Aharon Zeevi Farkash, fue acusado de debilitar al Ejército al apoyar a los reservistas que protestaron el año pasado contra la reforma judicial de Netanyahu.

Una pelea a gritos enfrentó a ministros con jefes militares. Los miembros del Likud se alinearon con los más ultras. Netanyahu, quien ha perdido definitivamente la reputación de «señor de seguridad» de la que alardeaba, y su Ejecutivo tratan de culpar a los militares, pero las Fuerzas Armadas y los servicios de Inteligencia no están dispuestos a cargar con la única responsabilidad.

Expertos militares han criticado en varias ocasiones la falta de seguridad en las comunidades asaltadas por las milicias palestinas, porque las tropas israelíes habían sido desplazadas a Cisjordania para reforzar las razzias contra la población palestina impulsadas por el ministro de Seguridad Nacional, el ultra Itamar Ben Gvir.

Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra, que criticó a los ministros que se enfrentaron a los oficiales en el debate, lamentó que «fue un ataque por motivos políticos en medio de una guerra».

Aquellos fallos de seguridad no solo supusieron el inédito ataque sorpresa de las milicias palestinas, sino que medios israelíes y testimonios señalan que entre los 1.139 muertos en localidades y kibutz israelíes del 7 de octubre hubo víctimas del propio fuego israelí desde tanques y helicópteros que no distinguió entre milicianos y rehenes.

MÁS ATAQUES A LAS «ZONAS HUMANITARIAS»

En lo que el Gobierno israelí no discrepa es en la continuidad de la brutal agresión a los gazatíes. El balance llega ya a 22.600 muertos y 57.910 heridos tras 91 días de asedio y bombardeos. En las últimas horas, el Ejército israelí dejó otros 162 muertos y 296 heridos, en medio del recrudecimiento de las operaciones en el centro y en el sur del enclave durante los últimos días. La ciudad de Zawaida, en el centro, y la zona Mawasi al-Qarara y Jan Yunis, en el sur, fueron bombardeados por aviones, mientras que la artillería atacó campamentos de refugiados de Maghazi y Bureij y los buques de guerra dispararon a playas de Deir al-Balah.

La organización Save the Children denunció la muerte de catorce palestinos, en su mayoría niños, en una serie de bombardeos cerca de Al-Mawasi, una zona descrita por las autoridades israelíes como «una zona humanitaria» a la que ordenó a desplazarse a la población.

Estas zonas se convierten en una trampa. «No puedo enfatizar esto lo suficiente: no hay ningún lugar seguro en Gaza», denunció el director de la ONG para los Territorios Palestinos Ocupados, Jason Lee, que recordó que los campamentos, refugios, escuelas, hospitales, hogares y las llamadas 'zonas seguras' no deberían ser campos de batalla».

«Si las personas se quedan, las matan, y si se mueven, las matan», señaló Save The Children.

Israel continuó también con sus ataques en Cisjordania, donde al menos un adolescente de 17 años murió por un disparo en el pecho en una emboscada militar en Bait Rima. Otras siete personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad.



Expansión sin precedentes de colonias en Cisjordania

Nasrallah asegura que Hizbulah responderá

Las colonias israelíes en Cisjordania se han extendido a un ritmo sin precedentes desde el 7 de octubre. La ONG Peace Now señaló que «los colonos están aprovechando la guerra en Gaza para cambiar la realidad sobre el terreno y tomar efectivamente el control de extensas áreas en el Área C». Los colonos están levantando nuevas carreteras, vallas y barricadas, y han establecido nueve nuevos campamentos y 18 caminos pavimentados, muchos de ellos en tierras privadas palestinas, durante estos últimos tres meses, una cifra récord. «El permisivo entorno militar y político permite la construcción y la apropiación de tierras casi sin control. El resultado no es solo un daño físico a los palestinos y sus tierras, sino también un cambio político significativo en Cisjordania», denuncia Peace Now.GARA

El líder de Hizbulah, Hassan Nasrallah, prometió responder con firmeza al ataque del martes en Beirut que mató al «número dos» de Hamas, Saleh al-Arouri. Nasrallah insistió en que «no guardaremos silencio ante una violación de este nivel, porque eso significaría que todo Líbano quedaría expuesto». El ataque contra Al-Arouri, por el que el Gobierno libanés ha presentado una demanda formal ante la ONU, ha elevado la alarma por una potencial escalada regional. Pero, por el momento, el frente libanés se mantiene dentro de una medida envergadura en el intercambio de disparos que ayer se repitió. Desde el 7 de octubre, Hizbulah ha efectuado más de 670 operaciones contra Israel, según Nasrallah, que volvió a destacar que esta intervención ayuda a quitar presión a Gaza desviando recursos militares israelíes. Además, planteó que Líbano puede estar «ante una oportunidad histórica» para recuperar territorios disputados. Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, volvió a advertir de que se agota el tiempo para una solución dialogada con Líbano.GARA