Parábolas y retóricas

Los anglosajones hablan del elefante en la habitación para indicar que existe un problema al que nadie quiere hacer caso, aunque sea tan grande como un elefante y esté instalado en nuestro salón de estar desde hace décadas. Eso de un elefante en una cacharrería es otra cosa, pero ayuda para indicar lo que algunos políticos de última generación espontánea parecen ejercer sin darse cuenta porque, en plena guerra conceptual con lo que puede llegar a ser la IA, un científico se sube a un púlpito y nos asegura que alguien tiene que decirlo, pero que los seres humanos, así en general, no tomados de uno en uno, vamos a ser menos inteligentes. Las razones parecen múltiples, pero explicarlas aquí sería tan mágico como la mata de pelo que lucen todos los actores de las series televisivas turcas que se van apoderando de algunas franjas horarias de nuestras plataformas. Un fenómeno. Una publicidad magnífica de clínicas de implantes.

Así, de rondón, sin querer señalar, uno de los elefantes que se está dejando ver, de manera muy sospechosa, es todo lo relacionado con la seguridad y la emigración. Es un tema recurrente, forma parte del discurso catastrofista de las derechas universales, pero la percepción que se va instalando en el cuerpo social va a convertirse en un problema en muy poco espacio de tiempo. Lo de Ayuso es, directamente, criminal, fascismo, pero lo provocado por alguna intervención de miembros de Junts debe atenderse desde otra perspectiva. Si este asunto entra en discurso electoral, llegaremos a lugares sin retorno. No sirven retóricas ni parábolas a granel. Justicia y decisión.