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Normalización de las agresiones sexuales


En el siglo XXI nos queda un largo camino para entender la cuestión de lo que denominamos cultura y el modo complejo que los seres humanos tenemos para percibir y entender el mundo que nos rodea. A través de la cultura normalizamos acciones, modos de ver que para nada son naturales, al contrario, se trata de construcciones socioculturales.

Un ejemplo claro es la naturalización de las conductas que tienen que ver con los abusos sexuales o con los abusos de poder en general. Se ha normalizado e integrado tanto dentro de nuestro modo de entender y vivir en el mundo que, muchas veces, las víctimas de los abusos, a pesar de sentirse agredidas, de sufrir, son incapaces de identificar qué les ha pasado. Está demostrado que cuando nos oponemos a la violencia machista, algo que afortunadamente es cada vez más habitual, rechazarla disminuye las agresiones perpetradas por los agresores. Sin embargo, muchos hombres (y mujeres) siguen justificando una potencial agresión contra una mujer enmascarándola dentro de la supuesta normalidad. ¿Increíble verdad?

Es hora de escuchar a las mujeres agredidas, de identificar y de denunciar los abusos. La camaradería y los silencios cómplices no hacen más que normalizar el abuso y perpetuarlo.