A la última

Pueden echarte de la casa donde estás viviendo, esa en la que has vivido durante veinte, treinta o cincuenta años. Mientras, en las paradas para la publicidad de los programas de la televisión en línea, los anuncios acerca de la seguridad que deberías contratar para que nadie ocupe tu casa mientras estás en tu oficina se han convertido en un clásico. Me pregunto si a alguien se le ocurrirá algún tipo de negocio que defienda a las personas ante los desahucios, a los más vulnerables. Mejor no dar ideas, que las carga el diablo.

Qué decir que desde el Averno pudo llegarle la idea al ser que inventó los concursos como Eurovisión, donde se supone que los territorios musicales son neutrales solamente cuando me viene en gana. “Todas con Ucrania, nadie está con Gaza”. Estos espectáculos efímeros, ya sean horteras, sofisticados o prestigiosos, cada vez más me recuerdan a la estética y a la simbología de las películas de “Los juegos del hambre”.

Una gran masa de personas que luchan por llegar a fin de mes soñando con “irse del barrio” y “ser millonario”, mientras las celebridades del momento (de talentos irreconocibles) acaparan la mirada y colapsan los contenidos de los teléfonos móviles. Mientras hay quien vive en la violencia de la miseria provocada por un sistema corrupto alimentado por las guerras, el resto seguimos las últimas tendencias que nos venden en la pantalla global.