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SASKI BASKONIA EN EL PARÓN

Dos semanas sin partidos ni viajes para pelear el final de temporada

Sin partidos hasta el 1 de marzo, los gasteiztaras afrontan una semana sin Copa y otra con la ausencia de cinco jugadores convocados por sus selecciones en las “Ventanas FIBA”. Ello ofrece la opción de «descansar mentalmente» y prepararse para lo que resta de temporada, en la que la los baskonistas son a partes iguales tan competitivos como faltos de estabilidad y regularidad.

(Jaizki FONTANEDA | FOKU)

No es porque falte calidad en la plantilla de Saski Baskonia o confianza en su gestión de la misma, pero siendo como es tan errática su andadura así en la Liga ACB como en la Euroliga, es difícil saber de dónde viene y a dónde va el cuadro gasteiztarra. Es por eso que tendrá que ver la Copa por televisión y, sin comerlo ni beberlo, se ha encontrado con un «descanso activo» que lo tendrá sin jugar un partido hasta el 1 de marzo.

La primera semana «libre» implica que vuelve a no participar en la Copa, algo que pasa por tercera vez en los cinco últimos años, mientras que en en la semana que va del 19 al 25, cinco jugadores se irán con sus selecciones en las “Ventanas FIBA” de cara al Eurobasket de 2025: Kotsar y Raieste con Estonia; Marinkovic con Serbia; Rogkavopoulos jugará con Grecia; y Codi Miller-McIntyre con Bulgaria.

«Este parón nos vendrá bien para recuperarnos a nivel mental. Tendremos tiempo para entrenar aunque no vamos a estar completos», recordaba Dusko Ivanovic tras el partido del domingo. El que no se consuela es porque no quiere, pero el sensato discurso de Ivanovic guarda un concepto opuesto al “Carácter Baskonia” que es la resignación.

LLEGAR A LA ÉLITE NO BASTA

Saski Baskonia, con Josean Kerejeta al frente, es uno de los impulsores de la Euroliga actual. Desde la llegada en 1988 del de Lazkao a la presidencia del club, ha crecido muy por encima de lo esperado, hasta codearse con los mejores equipos de Europa, cuando en base a criterios presupuestarios, los gasteiztarras nunca han estado entre los ocho primeros del continente.

Pero el propio desarrollo de la Euroliga, con equipos cada vez más caros y en un contexto económico, político y social muy turbulento, con la posible llegada de equipos de Londres, París o Dubái, y las dudas con los equipos rusos y el Maccabi, hace cada vez más penoso ser competitivo a nivel continental, sobre todo en esta etapa de semanas de doble jornada y exigencia atroz. Con el añadido de que la Liga ACB tiene la clase media más dura de Europa, por lo que la competición doméstica también desgasta.

Llegar a la élite no basta. En el seno de Saski Baskonia hay un retroceso casi continuo a la hora de establecer «los mínimos». Antiguamente llegar a las semifinales de la Copa y la Liga ACB y terminar la campaña europea entre los ocho primeros para disputar el cruce de cuartos de final previo a la Final Four era inexcusable. A día de hoy, el mínimo es competir cada partido, aunque no se llegue a la Copa, se siga en el alambre en la Euroliga y también en una Liga ACB en la que, tras 22 jornadas, Saski Baskonia es noveno empatado con el décimo, Manresa, aunque también es verdad que Gran Canaria es el cuarto con solo dos victorias más.

Y ya que se subraya que Saski Baskonia es el undécimo presupuesto de la Euroliga, hay que recordar que es el cuarto en la Liga ACB, por delante de Gran Canaria, Unicaja, UCAM Murcia, Tenerife o Joventut, todos ellos por delante en este momento -o Manresa, clasificado para la Copa a costa de los de Ivanovic-.

VIVIENDO EN EL ALAMBRE

Dusko Ivanovic llegaba en lugar de Joan Peñarroya y esta cuarta etapa ha servido para devolver la autoestima a unos jugadores que han reaccionado: los equipos de Ivanovic pelean hasta el final siempre.

Las agónicas victorias sobre Partizan en el Buesa Arena y Olympiacos en El Pireo, con un Codi Miller-McIntyre heroico, fueron su presentación. La confirmación del “Lobo” como el puntal del Baskonia ha sido quizás el mejor logro de Dusko Ivanovic, junto con la confirmación de Howard y la reivindicación de Marinkovic, Sedekerskis y Moneke.

Pero las sombras de Mannion, ya fuera del equipo, Khalifa Diop o Rogkavopoulos pesan tanto como las luces. Los momentos brillantes no ocultan que los gasteiztarras suman 26 victorias y 22 derrotas, anotando y encajando 84 puntos por partido, y mostrándose tan peligrosos en finales apretados como vulnerables en casa. Vivir en el alambre vende bien, pero pasa factura porque provoca de los jugadores y del entrenador un desgaste total. Es por eso por lo que Saski Baskonia ha de sacar chispas al parón, ya que precisará de toda su energía en el tramo final de la campaña.