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PRISCILLA

Crónica de una relación tóxica en Graceland


El último trabajo de Sofia Coppola no se desvía en absoluto de sus características autoriales. Basada en el libro ‘‘Elvis y yo’’, publicado en 1985 por Priscilla Presley, esta película es una reinterpretación de una historia real que se adapta a los intereses y perspectivas de la directora.

A diferencia de la versión televisiva de 1988, esta nueva adaptación se sumerge en las complejidades de la relación entre Priscilla -interpretada de manera conmovedora por Cailee Spaeney- y Elvis -muy bien encarnado por Jacob Elordi-, ofreciendo una mirada íntima y a menudo dolorosa a la vida detrás de las cámaras del ícono del rock and roll. La trama se centra en los primeros años de la relación entre Priscilla, una joven de 14 años, y Elvis, quien ya era una estrella consolidada de 24 años. A través de una narrativa que oscila entre lo mágico y lo trágico, Coppola explora temas como la confianza, la idolatría y la opresión en el contexto de una relación desequilibrada y a menudo abusiva. La cinematografía onírica de Philipe Le Sourd y la edición cuidadosa de Sarah Flack contribuyen a crear un mundo de belleza superficial y dolor oculto, mientras que la actuación sutil de Spaeney y Elordi da vida a la complejidad emocional de sus personajes.

A lo largo de la película, la cineasta desafía la imagen idealizada de Elvis como el rey del rock and roll, revelando su lado oscuro y controlador. Desde su consumo de drogas hasta su comportamiento manipulador hacia Priscilla, la película no escatima en mostrar la verdadera naturaleza del icono. En lugar de recurrir al melodrama excesivo, Coppola opta por una narración sutil y reflexiva que permite a los espectadores explorar las complejidades de la relación desde múltiples perspectivas. Se trata de un retrato íntimo y doloroso del amor, el sacrificio y la lucha por la propia identidad.