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DE REOJO

Atracción fatal


Confieso que, desde que vi las primeras imágenes del incendio de València hasta que caí derrengado de cansancio y sueño, me mantuve frente al televisor fascinado, absorto. El fuego es una atracción en sí misma y en València son especialistas. No es de extrañar que algunos comentaristas encuentren un parangón en estos edificios en llamas con las fallas. Desde las primeras imágenes, a media tarde, nos fuimos enganchando a las retransmisiones de manera poco recomendable. ¿En qué se piensa cuando se ve un incendio de esta magnitud?

Yo recuerdo la tarde-noche de antes de ayer como una secuencia muy rápida, pero fueron muchas horas en directo, hubo tiempo para ver muchas desfachateces narrativas, mucho protagonismo idiota de presentadores estrella. También mucho respeto y profesionalidad en otros estamentos de la comunicación y, sobre todo, de los encargados de contener al máximo los efectos demoledores de esas llamas que se esparcieron de manera inusitadamente rápida por toda la fachada.

Hemos aprendido que hay un número indeterminado de edificios que tienen un revestimiento en sus fachadas que pueden provocar, si se dan las circunstancias, estas desgracias. Deben concurrir varios factores, con el fuerte viento, pero el poliuretano como aislante es un producto que arde con facilidad. Sigo preguntándome mi abducción por esas llamas, por esos chorros de agua, por esas narraciones. No soy capaz de comprender qué les puede pasar por la cabeza a los afectados. Hoy tendremos más datos objetivos para intentar salir de esta atracción fatal.