2024 OTS. 28 Desmenuzar los presupuestos provoca sorpresas Carlos GIL ZAMORA Analista cultural Pasa el tiempo, la digitalización es una obsesión obsoleta, las estadísticas siguen sin decir ni verdad ni mentira y los presupuestos se arman y desarman por criterios de utilidad administrativa. El Instituto Nacional español de las Artes Escénicas y de la Música tienen en sus unidades de administración y producción más de mil funcionarios directos. En todas las estructuras públicas dedicadas a la cultura, sean de titularidad estatal, autonómica, provincial o municipal, el capítulo uno, el de los salarios y gastos sociales acostumbra a ser el más elevado. Eso quiere decir que cuando algún responsable político de esas unidades habla de la cantidad destinada, por ejemplo, a las artes escénicas, en demasiadas ocasiones engloba todo, tanto los gastos corrientes, como las inversiones en producciones o exhibición. El porcentaje de esos presupuestos que llegan a la ciudadanía en forma de obra de teatro, sinfonía o ballet es mínimo, lo gordo se va en mantener unas estructuras que deben estar muy justificadas, pero que a veces dan ganas de pedir una revisión exhaustiva para saber si hay descompensaciones. Es por lo que, desmenuzar los presupuestos nos lleva a descubrir lugares incomprensibles en el organigrama, a departamentos casi desconocidos, funciones que no se compadecen con este siglo.