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EDITORIALA

El «supermartes», reflejo del declinar de un gigante


Más allá de los resultados, contundentes y esperados, que ha deparado el «supermartes» en las primarias de los partidos Demócrata y Republicano, el modo en que se ha llegado a esta cita, un hito habitual en la carrera electoral a la Casa Blanca, resume parte de los males que aquejan al sistema político estadounidense y al propio gigante norteamericano. Por un lado, la falta de rivales que merezcan tal calificativo para Joe Biden y Donald Trump, más que síntoma de fortaleza de los candidatos es reflejo de la debilidad de dos maquinarias antaño fuertes y engrasadas y que hoy chirrían con estridencia. En el caso del magnate neoyorquino, la forma en la que se ha hecho con el control total, hasta el punto de laminar toda oposición, del Grand Old Party, es casi tan asombrosa como la posibilidad de que un personaje de estas características, con su currículum, vuelva a llevar las riendas de la principal potencia mundial. Es asombroso y aterrador.

Biden, por su parte, puede esgrimir su asiento en el Despacho Oval y la aspiración a un segundo mandato para argumentar su preeminencia en el campo demócrata, y no estaría exento de lógica, pero a nadie se le escapa que, más allá de su edad, su estado físico y cognitivo genera grandes dudas en sus propias filas. Qué decir en una sociedad que, además, observa a un Gobierno cuya política interior se aleja de cualquier viso progresista en materias como la inmigración, y que en el exterior mantiene un belicismo cada vez más insostenible y un apoyo a Israel que le está granjeando fuertes antipatías. En esta tesitura, es muy difícil que el presidente sea capaz de liderar una movilización tan grande como en 2020 para frenar a Trump. ¿Para qué?, se preguntarán muchos.

En conjunto, estas primarias son exponente de un sistema anquilosado en un país cuya decadencia está pasando rápidamente de hipótesis a certeza. Estados Unidos sigue siendo el actor más poderoso en la escena global, pero está adquiriendo el perfil de un árbol carcomido, cuya sombra todavía es alargada pero cuya caída se intuye cercana. Y el mundo se prepara; algunos buscando cobijo, otros afilando las hachas.