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AZKEN PUNTUA

Despropósito


Boutade puede traducirse como ocurrencia, gracia, pero también como despropósito, como una burrada, vaya. Y eso es lo que muchos pensaron cuando Macron lanzó aquello de que no puede excluirse que haya que enviar soldados a Ucrania. Porque sus palabras sonaron a declaración de guerra. De esas que llevaron a Europa a embarrarse en dos conflictos sangrientos que acabaron cobrando una dimensión mundial. Y ello, no como escribió “Le Figaro” «sin que Francia lo quisiera», sino al revés, como voluntad clara de un Estado que dispuso todas las piezas para que las hostilidades prendieran: en 1914, tras años de reivindicaciones para recuperar Alsacia y Lorena, arrebatadas años antes por Prusia al provocador y a la postre efímero imperio de Napoleón III; en 1939, como consecuencia de un tratado de Versalles injusto para con un pueblo alemán que acabó por abrazar la extrema derecha.

El mensaje de Macron es un despropósito, tanto como el rumor tránsfobo que afirma que su esposa, Brigitte Macron, sería, el realidad, un hombre llamado Jean-Michel Trogneux. Las dos mujeres de extrema derecha responsables de esta boutade serán juzgadas por lo penal. Macron, sin embargo, seguirá impune, al parecer incluso si mete a Francia en una Tercera Guerra Mundial.