Álbum de fotos

Llevo semanas mirando, escudriñando, observando desde todas las perspectivas que mi capacidad global me permite, la foto de la princesa de Gales, Kate Middleton con sus hijos y no alcanzo a encontrar la importancia que le otorgan al estar con toda probabilidad manipulada con mecanismos rudimentarios al alcance de cualquiera. Se ha organizado una campaña que llega a puntos de difícil retorno. Lo que nos coloca ante la monarquía británica en descomposición que se ve afectada por cualquier rumor o viento de poniente. Todo lo que se cuenta sobre Catalina empieza a formar parte de la crónica de infidelidades, desamores, sospechas turbias que, puestos a analizar con algo de rigor, no tienen ni un miligramo de interés más allá del ritual de vender tabloides con portadas que contenga a seres de las élites sociales y económicas en apuros, como si se tratar de un purgatorio populista.

El álbum de fotos que guardamos en esa maleta en el camarote puede convertirse mañana en una fuente de inspiración o acompañarnos en un obituario. Los álbumes en la nube contienen infinidad de fotos instantáneas. Después de vernos bombardeado por fotos, vídeos y mentiras, empezamos a descifrar algunos rictus tanto en movimiento como en fijación de sopetón. Aprobada la ley de amnistía, los abrazos entre oponentes natos catalanes conforman un álbum interesante. El apagón presupuestario de Sánchez ha dejado a Yolanda Díaz con cara de amargura. La locuacidad escrita por otros de Ayuso se compadece fatal con su cara actual donde la mentira se huele de lejos y le hiela la sonrisa.