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El impacto ambiental de la «Y vasca», «muy por encima» de los beneficios

El grupo Ekopol de la UPV-EHU ha analizado el ciclo de vida de la “Y vasca” del Tren de Alta Velocidad para evaluar su comportamiento ambiental. Los resultados muestran que esta línea no tendrá capacidad suficiente para mitigar los efectos del cambio climático. Al contrario, el proyecto «puede empeorar la situación en lugar de mejorarla».

Obras de la «Y vasca» en Hernani, hace ahora un año. (Jon URBE | FOKU)

Considerando los impactos ambientales producidos en las fases de construcción y de mantenimiento de la “Y vasca” del Tren de Alta Velocidad, los resultados muestran que esta línea no tendrá capacidad suficiente para mitigar los efectos del cambio climático y reducir el consumo energético. Es la principal conclusión del trabajo realizado por el grupo Ekopol de la UPV-EHU.

La noticia fue difundida ayer por la revista “Campusa” de la Universidad. Según resaltó, los datos obtenidos y la metodología pueden ser útiles para analizar otras líneas de alta velocidad o las infraestructuras de otros medios de transporte.

La línea conocida como “Y vasca” tiene como objetivo, a diferencia de lo habitual, disponer de una línea mixta de transporte de mercancías y viajeros, y se dice que es fundamental para lograr una movilidad más sostenible. Los miembros del grupo de investigación Ekopol han evaluado el comportamiento ambiental de esta línea a lo largo de toda su vida útil. «Muchas veces no se tienen en cuenta las cargas ambientales que supone la construcción de infraestructuras. Se dice que el TAV reducirá las cargas ambientales porque el tren es eléctrico, pero no se tienen en cuenta todas las cargas que se generan en la fase de construcción», señaló Andoni Kortazar, profesor del Departamento de Políticas Públicas e Historia Económica de la UPV-EHU.

TODOS LOS IMPACTOS

Han contabilizado todos los impactos, desde el mismo momento de la adquisición de las materias primas utilizadas en la construcción de la infraestructura hasta la finalización del proyecto: «La explotación minera, la fase de construcción, las obras de mantenimiento, la fase de funcionamiento...».

«Hemos analizado el trazado completo del proyecto, metro a metro. Entre otras cosas, hemos medido la longitud de cada uno de los túneles y viaductos y hemos aplicado los coeficientes correspondientes; también hemos aplicado los coeficientes correspondientes a las estimaciones de transporte que proporcionan la administración de la operación, Adif y el Gobierno Vasco. Así, hemos podido saber cuántos años tardaría este proyecto en generar beneficios ambientales», explicó el investigador.

Los resultados muestran que los impactos generados en la fase de construcción están «muy por encima» de los de otras líneas del TAV, por un lado debido a que la orografía montañosa del país obliga a construir infraestructuras más complejas que requieren un mayor consumo de recursos y energía y, por otro lado, por la baja demanda de transporte. Según los investigadores, «este nuevo corredor no está justificado en términos de reducción de emisiones y ahorro energético».