2024 MAR. 25 GAURKOA Salud: objetivo compartido entre médico y paciente Mikel ALVAREZ YEREGI Médico He leído recientemente un articulo en este apartado Gaurkoa, escrito por Jose Mari Aiarzaguena, médico de familia, profundizando en algunos aspectos de la atención primaria y en el cual, un poco inesperadamente, me cita en algunas cuestiones que prefiero clarificar, además de que de paso aprovecharé para dar alguna que otra opinión. En primer lugar, es muy importante que se abra un debate de estas características en relación con las políticas de salud y creo que la aportación del Dr. Aiarzaguena es sin duda interesante y valorable, pues es buen conocedor de la atención primaria. Yo diría que en general estoy bastante de acuerdo en muchos de los aspectos que él remarca como necesarios para una mejora de la atención sanitaria. Es obvio que las consultas del médico de familia han de disponer del tiempo y la calidad suficiente para poder hacer una vigilancia de la salud de los ciudadanos de una manera global, tanto de los aspectos preventivos, como del tratamiento y el seguimiento. Y como el afirma, es muy necesario abordar la relación médico paciente con una visión global que incluya todos los aspectos humanos del paciente. Es bien sabido que la salud de las personas está determinada por un abanico de circunstancias, entre las cuales los determinantes sociales son muy importantes. La pobreza social es un determinante cuya importancia es también decisiva incluso en los sistemas de cobertura sanitaria universal. En este sentido, estoy totalmente de acuerdo con la definición de salud que hace la OMS: «la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad»; afirmación, que según dice el autor del artículo, es la razón de ser de su especialidad. En la relación médico-paciente, tanto en la asistencia pública como en la actividad privada, además de muchos otros aspectos, se han dado cambios positivos y negativos, y entre estos diría que la sobre burocracia ha provocado un distanciamiento entre ambos actores. Recientemente, leía en el New England Journal of Medicine un artículo sobre “la espiritualidad y la atención compasiva al paciente” en el que el autor afirmaba que: «la indagación y el compromiso con el paciente deben adaptarse a las características específicas del caso: la gravedad de la afección médica, el entorno, el nivel de angustia del paciente y su apertura a la conversación espiritual». Es obvio que una actuación como esta requiere de una relación pausada y no de carácter apresurado. No será fácil hacer una buena historia e instaurar la transferencia imprescindible entre médico y paciente. Siempre he admirado ese arte, pues como es bien sabido, la medicina no es una ciencia exacta, sino una ciencia humanística En lo esencial, yo estoy de acuerdo con el autor del artículo, pero no obstante discrepo en algunas cuestiones. La primera es que, aun con el convencimiento de que es necesario incrementar los recursos también en la atención primaria, estos deben servir para la necesaria adaptación a la sociedad actual, muy diferente de la de hace 45 años cuando se marcaron las políticas (Almaty) de las que provienen nuestras actuales organizaciones. No es cierto que yo haya afirmado que no hay que incrementar recursos en atención primaria, pero es cierto que afirmo que el recurso médico no es ahora mismo el más imprescindible. Como sabe bien el autor, casi un 30% de las actuaciones médicas en atención primaria tienen un fuerte carácter burocrático y podrían ser realizados por otros profesionales. De hecho, para adaptarnos a la sociología y las necesidades sanitarias actuales es más prioritario reforzar la atención primaria con más enfermería, psicólogos, terapeutas, fisioterapeutas, auxiliares de enfermería y administrativos, entre otros, que puedan hacer la atención sanitaria más global y más eficiente. Otra de las afirmaciones del autor es que la sofisticación tecnológica (sic) y las inversiones en capital están en contradicción con el desarrollo de una buena atención primaria; no lo dice explícitamente, pero lo deja en bandeja. Nada más perverso, no hay contradicción entre mejorar en la atención primaria y mejorar en la atención hospitalaria. Por cierto, también la atención primaria necesita una buena intervención en tecnología, entre otras cuestiones, para facilitar la práctica médica y asumir muchos procesos sin tener que derivarlos a ninguna parte, haciendo más autónoma la práctica de los médicos de familia. En este sentido, aun cuando el 90% de las intervenciones esenciales de salud se pueden realizar en la atención primaria, como critica Richard Horton, editor de The Lancet, a la Declaración Política sobre cobertura sanitaria Universal de la Asamblea General de Naciones Unidas en 2023: «Si la comunidad sanitaria mundial realmente cree en la “salud para todos”, debemos mejorar nuestra visión de la cobertura universal de salud para incluir la atención hospitalaria especializada». También la atención especializada hospitalaria necesita inversiones en equipamientos tecnológicos y acceso a tratamientos. No hay contradicción entre ambas actividades, sino más bien complementariedad. Finalmente, decirle al autor un par de cuestiones: la primera, que yo no soy asesor del Sr. Imanol Pradales. Comparto con él un ideario político y es un buen amigo, pero yo no soy asesor de nadie, simplemente manifiesto mi opinión con la libertad que quizá me concede la edad y un cierto conocimiento. Y un consejo, para construir capital social y no destrucción social, tan malo es la soberbia como el victimismo. No es cierto que yo haya afirmado que no hay que incrementar recursos en atención primaria, pero es cierto que afirmo que el recurso médico no es ahora mismo el más imprescindible