Demonios en familia

La nueva película de Xavier Legrand adopta un ritmo sosegado, dilatando el tiempo para exponer la compleja paradoja a la que se enfrenta el protagonista.

Este filme nos sumerge en el universo de la moda, aunque este parece ser simplemente el telón de fondo para presentarnos a un individuo de poder, rodeado de cierta fama, que debe hacer frente a un legado tóxico. Podría interpretarse también como una alegoría sobre la semilla de la violencia ejercida contra la mujer, una herencia oscura arraigada en una visión de la sociedad centrada en la perspectiva patriarcal.

“El Heredero” gira en torno a un joven diseñador recién nombrado director artístico de una célebre casa de moda parisina. Asumió el reto de no imitar a su predecesor, creando un estilo nuevo mientras mantiene la esencia de la marca. La presión aumenta a su alrededor y, cuando las expectativas se vuelven abrumadoras, comienza a experimentar dolores en el pecho y ansiedad.

Los médicos le sugieren que investigue sobre los antecedentes cardíacos de su padre, pero su relación con él es distante y apenas lo conoce, habiendo cortado lazos hace tiempo. De pronto, recibe la noticia del fallecimiento de su padre en Montreal y se ve enfrentado a una posible herencia más problemática que su propio corazón debilitado.

El cineasta canadiense profundiza en las apariencias, explorando la brecha entre lo visible y lo verdaderamente sucedido. Este juego de contrastes impregna la narrativa, donde los secretos son inconfesables y la magnitud del drama desatado en la pantalla se hace patente. Cuando el protagonista se quiebra, cualquier observador podría suponer que es víctima de un dolor terrible por la pérdida de un ser querido, cuando en realidad la verdad es mucho más compleja. Algo que se revela de manera muy descarnada.