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ABERRI EGUNA 2024

Ortuzar agita el fantasma de una «agenda oculta» de EH Bildu

Urkullu reivindicó su gestión en un Aberri Eguna donde se le homenajeó y se escenificó su relevo. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Como reconoció el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, la «atípica precampaña» marcó ayer la celebración del Aberri Eguna del PNV, tanto en el mensaje como en la escenografía. En la Plaza Nueva de Bilbo tuvieron tanto protagonismo el propio PNV como EH Bildu, no en vano solo faltan tres semanas para los comicios y, consciente del panorama que auguran las encuestas, Ortuzar aprovechó para tocar a rebato a los suyos: «Vamos a ganar. La cosa está reñida, pero vamos a ganar. El asunto es cómo y por cuánto. Hay que movilizar el voto a tope».

Ortuzar también aprovechó para lanzar algunos “avisos”: «Creedme, lo que está en juego no es si el PNV es más que Bildu o Bildu más que el PNV -apuntó ante los varios centenares de personas congregadas-. Eso es una lectura simplista». La diferencia, según indicó, radica básicamente en un proyecto de país. Frente a una manera «valiente de hacer política», la suya, contrapuso «la grandilocuencia de las frases hechas, pero vacías» de EH Bildu. Y dijo más: «Hablan mucho y dicen poco, no vaya a ser que la gente piense y se pregunte: ‘¿Pero cuándo han cambiado estos? ¿Ya será de verdad? ¿No tendrán por ahí una agencia oculta, una agenda con sus verdaderas intenciones, que es la que luego pondrían en marcha si gobiernan, como pasó en Gipuzkoa?’».

Ortuzar tiró también de fábulas, con una historia sobre la vaca de su abuelo y un paralelismo con la izquierda abertzale: «La vaca daba mucha leche, pero luego le pegaba una patada al balde y ¡adiós!, no servía para nada. Ahora les escuchas, y sustancialmente siguen siendo los mismos, y nada de patadas: ahora se han apuntado al yogur light, cero calorías, parecen de Vitalínea. ¿Se puede cambiar tanto y en tan poco tiempo? ¿Lo de ahora es sincero? Tenemos derecho a expresar nuestras dudas. Porque igual ahora dice que quieren hacer yogur sin calorías -eso sí, con la leche que ha ordeñado el PNV-, pero si consiguen el poder vuelven a la patada al balde».

MANO TENDIDA Y CRÍTICAS

Sobre un gran escenario, que ocupaba gran parte de uno de los laterales de la Plaza Barria, y en un acto muy para los de casa, los jeltzales convocaron la mañana del Aberri Eguna a sus principales espadas en un acto que se convirtió en un homenaje a una emocionada Izaskun Bilbao y al lehendakari saliente Iñigo Urkullu; este último, el más aplaudido en sus intervenciones.

Pero, sobre todo, fue una escenificación del paso del testigo a la candidata a eurodiputada, Oihane Agirregoitia -que en su discurso, hizo una única referencia a «las guerras que vulneran derechos humanos en Ucrania o en la Franja de Gaza»-, y a Imanol Pradales como relevo de Iñigo Urkullu.

Básicamente, el mensaje del PNV fue en dos direcciones: por un lado, cara al futuro y al difícil panorama global, los jelkides quisieron tender una mano a «todas las fuerzas políticas y sociales vascas para que este reto lo encaremos desde el auzolan, desde la responsabilidad compartida». Para ello, se propuso al resto de las formaciones tres grandes acuerdos de país, relativos a la transición energética, a la revolución tecnológica y a la transición social -este debido a una sociedad envejecida-.

A partir de ahí, la mirada de los dirigentes jeltzales estuvo centrada en un futuro más cercano, el de las próximas elecciones. Imanol Pradales planteó la disyuntiva de que está en juego «crecer en bienestar y como nación», con su partido, o ir «para atrás como los cangrejos», con EH Bildu. Hay que optar, dijo, entre dos modelos: entre «ir a mejor o peor», entre «populismo» o «confianza», entre «palabras vacías» y «hechos», entre la «improvisación» y «cumplir la palabra dada».

Sobre el anuncio de la nueva la inversión de Mercedes Benz en Gasteiz se preguntó si «¿para atraer inversión extranjera a Euskadi hay que montar huelgas? ¿Ese es su modelo de política industrial y de atracción de inversiones?, ¿política industrial a golpe de huelga? Hay que tener bemoles para no darse cuenta de que la conflictividad puso en riesgo el futuro de la fábrica y miles de puestos de trabajo». La razón de la inversión, dijo, fue la «estabilidad y confianza que hoy ofrece Euskadi» y el trabajo de las instituciones; es decir, el «modelo PNV».

Ese es el modelo que Iñigo Urkullu reivindicó, porque según él «Euskadi hoy es una nación más íntegra, próspera y fuerte que hace doce años».