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EDITORIALA

Tras la campaña de renta espera la reforma fiscal


Coincidiendo con el inicio de la campaña electoral en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, ayer se presentaron las campañas de la declaración de la renta, el Impuesto sobre el Patrimonio y el nuevo Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas. Este último únicamente gravará los patrimonios netos por encima de 3,2 millones de euros, con lo que tendrá un impacto ínfimo en la redistribución de la riqueza y en la recaudación. Entre las principales novedades, está la deflactación de la tarifa del IRPF para evitar el efecto negativo de la inflación en la presión fiscal y la reducción que los pensionistas podrán aplicar a la parte de la pensión que corresponde con lo que en su momento cotizaron a las mutuas, tal y como estableció el Tribunal Supremo.

De las presentaciones de ayer destaca que continúa la tendencia de los últimos años de facilitar y simplificar al máximo la presentación de la declaración a los contribuyentes. La decisión de la administración tributaria de ofrecer una propuesta elaborada con los datos de los que dispone reduce los trámites burocráticos y facilita el procedimiento a la gente. Una orientación en la mejora de la administración pública que debería generalizarse. Sin embargo, el énfasis recurrente en destacar la cuantía de las deducciones y en resaltar las devoluciones previstas a menudo solo sirve para confundir al contribuyente. La realidad es que Hacienda solo devuelve una parte de lo que previamente se ha cotizado, de ahí el carácter injusto de muchas deducciones de las que no se pueden beneficiar las rentas más bajas, precisamente por falta de cuota. Sería interesante, asimismo, que se pusiera el mismo empeño en explicar lo que realmente paga cada contribuyente por tramo de ingresos, algo que ayudaría a comprender mejor la aportación de cada grupo social, y a discernir hasta qué punto el actual sistema fiscal mantiene un carácter progresivo o no.

La toma de conciencia sobre esas cuestiones socavaría la actual apuesta de PNV y PSE por un sistema fiscal poco redistributivo que está dejando sin recursos a los programas sociales. La desigualdad creciente y la preocupante situación de muchos servicios públicos urgen una reforma fiscal.