Zurracapote para todos

Cuesta hilar fino con alambre electrificado. El fútbol. O como decía con énfasis un abogado bilbaíno que fue durante muchas décadas presidente de la FEF, Miguel Ángel Villar, el «furbo», mueve demasiados intereses económicos y políticos como para ser algo no sujeto a todos los escrutinios y sospechas. Una entrevista a Luis Rubiales en la República Dominicana horas antes de su vuelta a Madrid para ponerse a disposición de la UCO y por ende de la Justicia, nos coloca de nuevo ante ese espejo cóncavo o convexo depende desde donde intentes mirar que recuerda que el declive de este machirulo macarra comenzó con un «piquito» que insiste en decir todavía que fue consentido.

Podemos quedarnos en el personaje, en ese hombre que miente con espasmos, de una verborrea fácil, que se ha convertido en el prototipo de una manera de entender el servicio público, los dineros públicos, las responsabilidades institucionales y lo que significa el balompié en estos momentos históricos. Florentino Pérez es conocido a través de su presidencia del Real Madrid y se sabe que desde su palco ha hecho negocios y ha influido en nombramientos políticos hasta límites insospechados.

Los Estados del golfo Pérsico, con sus petrodólares están trasformando parte del fútbol europeo y por extensión mundial. Lo que se mueve por retransmisiones televisivas son cifras mareantes, las cifras que cobran algunas estrellas son obscenas, por eso es un bien político, por eso no hay día sin acontecimiento futbolístico, porque a falta de opio dan zurracapote para todos.