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FINAL DE COPA

Cuatro décadas después, la Gabarra volverá a surcar la ría bilbaína

Cuatro décadas después, la Gabarra volverá a surcar la ría bilbaína gracias a que el Athletic se hizo con su vigesimoquinta Copa, un trofeo que se ha hecho de rogar, tras seis finales perdidas. Y lo hizo sudando tinta china, en la tanda de penaltis, donde Álex Berenguer pasará a la historia por materializar la pena máxima decisiva.

Los jugadores del Athletic, eufóricos, con Muniain y De Marcos en el centro, alzan el trofeo de la Copa en el estadio de La Cartuja. (Aritz LOIOLA | FOKU)

La Copa vuelve a Bilbo, no sin sufrimiento, lo que, a la postre, le da un sabor mucho más agradable. Lo cierto es que esta vez el torneo del K.O. fue mucho más afable con la escuadra rojiblanca, que no hizo una buena primera parte, pero que se mereció el trofeo con su reacción en la segunda, además de llegar bastante más entera físicamente a la prórroga y proponer más futbolísticamente que el Mallorca, haciéndose acreedora por merecimiento del trofeo del torneo del K.O.

Recuperado Nico, Ernesto Valverde alineó el once previsto, a diferencia de un Javier Aguirre que sorprendió en el equipo inicial con la presencia de Darder, pero, sobre todo, por un planteamiento con las líneas muy avanzadas, arriesgando lo suyo, pero ahogando al Athletic e impidiendo robos rojiblancos jugando balones directos a sus dos torres, Larin y Muriqi, que complicaron mucho la tarea a los centrales vascos, pues se llevaron la mayor parte de las pelotas aéreas que tuvieron.

El cuadro vizcaino volcó la mayor parte de su juego ofensivo por el costado zurdo, donde el menor de los Williams fue el que mayor peligro llevó a la meta de Greif. Sin cumplirse el primer minuto ya recogió un balón suelto que acabó con un zurdazo desviado en un buen inicio de los leones, pero que se fueron atascando conforme avanzaban los minutos.

Aún pudo Galarreta, superado el primer cuarto de hora, poner a los suyos por delante con un buen empalme desde fuera del área, pero el cancerbero bermellón estuvo muy rápido para enviar a corner con su estirada a dos manos. El Mallorca dispuso de la primera ocasión en una mala entrega de Nico, que Muriqi aprovechó para sacarse un chut centrado más allá de la media luna, que Agirrezabala mandó a corner.

ENCAJA EN ESTRATEGIA

Sabía el Athletic del poderío balear en las jugadas a balón parado, pero poco pudo hacer para impedir que encajase así. Hasta en tres ocasiones remató el Mallorca dentro del área rojiblanca -primero Gio que sacó la defensa y después Copete con buena parada de Agirrezabala-, para en la última colocar con mucho criterio y sin ponerse nervioso Dani Rodríguez en el 21.

Acusó seriamente el golpe el Athletic porque el Mallorca se reforzó en su planteamiento al ponerse por delante en el electrónico. Impidiéndole traingular, hasta el punto que al bloque rojiblanco no le quedó otro remedio que intentarlo con disparos lejanos, tal y como probaron un hasta entonces poco participativo Sancet y Guruzeta.

Ante el embotellamiento ofensivo, la escuadra vizcaina volvió a volcar sus acometidas sobre Nico, que vio cómo Munuera Montero le anulaba el empate al estar en fuera de juego en el momento de la pared con Yuri. Sí que pudo subir al luminoso en el añadido del primer tiempo otra magnifica oportunidad de la que fue protagonista, pero con todo a su favor envió el cuero al exterior de la red.

Todavía tuvo tiempo Guruzeta para equilibrar la balanza con un lanzamiento cruzado y raso que se marchó pegado al poste, derivando en un receso necesario para que el Athletic respirase y buscase soluciones de cara al segundo periodo. La primera por parte de Valverde fue colocar más músculo en la medular con la salida de Vesga, en detrimento de Prados, además de un cambio de actitud que dio sus frutos de manera casi inmediata.

SANCET SE ACTIVA

Los primeros cinco minutos de la reanudación fueron cruciales. Primero, porque Agirrezabala impidió un 2-0 que hubiera puesto muy cuesta arriba la final para el Athletic en el 46 y porque el talento de Sancet apareció en el 50 para colocar en las redes una magnífica asistencia entre líneas del omnipresente Nico.

El 1-1 invirtió la inercia de manera drástica, no sin apuntar que un balón que parecía perdido lo acabó centrando Larin, superando por alto a Agirrezabala y escupiendo finalmente el poste ese balón suelto. Pese al susto, el equipo vizcaino se soltó todas las ataduras mentales y acogotó al Mallorca en su área, firmando los mejores minutos rojiblancos, con incursiones constantes, espoleado el bloque vasco desde una grada exhultante.

De nuevo, el menor de los Williams se inventó una diablura con dos regates en una baldosa (m.61), pero su posterior centro no encontró rematador. En todo caso, el Athletic ya era una avalancha, con Sancet moviéndose por todo el frente de ataque y un equipo balear completamente desbordado por el alud rojiblanco, pese a que Aguirre oxigenó a los suyos, pero variando su plan inicial, a la espera de que pasase el chaparrón.

Consiguió su objetivo el preparador mexicano, frenando en parte las embestidas vizcainas, que debieron conformarse con una peinada de Guruzeta en el primer palo (m.72) y un tiro raso de Yuri (m.78). Disponiendo ya mucho más del balón, el Athletic sufrió bastante menos en defensa, apenas un disparo mordido de Radonjic (m.76).

Así las cosas, y con el miedo mutuo a perder, el choque acabó en la obligada prórroga, en cuyo primer tiempo Muniain quiso hacer historia, intentando un empalme defectuoso y una falta directa que se marchó fuera por poco (m.102). Una vez más, Nico fue el que más cerca estuvo de marcar diferencias, pero su remate a bocajarro cuando ya se cantaba el gol fue taponado por Maffeo (m.112), pero el Mallorca también la tuvo en la cabeza de Muriqi, respondiendo Agirrezabala con una intervención salvadora (m.113).

Todo se resolvió desde los once metros, donde el Athletic fue mucho más resolutivo -anotó todos sus lanzamientos-, mientras que Agirrezabala se lo paró a Morlanes y Radonjic envió la pelota por encima del larguero, a la grada de aficionados rojiblancos.