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OSASUNA

El reencuentro con la victoria se resiste ya durante seis jornadas

Jon Moncayola adelantó en el minuto 14 a la escuadra navarra, que tuvo controlado al Mallorca durante el primer tiempo, pero que reaccionó tras el descanso y firmó el empate en el 65 con un tiro de Darder.

Con este bonito disparo pegado al poste adelantó Jon Moncayola a Osasuna en el minuto 14. (Iñigo URIZ | FOKU)

Osasuna sigue sin saber lo que es ganar en este tramo final liguero. Rozó la victoria en San Mamés y ayer, ante el Mallorca, le sucedió tres cuartos de lo mismo. También volvió a ponerse por delante en el marcador, parecía que tenía controlado a su rival e incluso dispu- so de ocasiones para doblar la diferencia, pero acabó cediendo otro empate.

Esa doble cara -satisfactoria en el primer tiempo y ramplona en el segundo- la vivió de nuevo El Sadar, donde el equipo no suma un triunfo desde inicios de marzo. No es que el bloque no quiera -los jugadores se vaciaron-, pero la sensación es que, a estas alturas de temporada, ya no da para más.

Una percepción que desafortunadamente va a empañar un curso histórico en el que se han disputado hasta cuatro competiciones -quizás ahí radique parte de la razón de este agotamiento-, pero que no debería emborronar el gran legado futbolístico que va a dejar Arrasate en el club. Todavía quedan dos balas y la última jornada frente al Villarreal debería ser la de la gran despedida con un triunfo.

No pudo ser ante los bermellones que, con el punto logrado y si el Cádiz no suma en el Pizjuán, ya están salvados matemáticamente. Y eso que mejor no pudieron empezar las cosas, adelantándose los anfitriones con un bonito gol de Moncayola sin que se cumpliese el primer cuarto de hora, aunque sin olvidar que dos minutos antes, los visitantes pudieron adelantarse con una llegada de Nacho Vidal, a la que respondió la rápida manopla de Aitor Fernández.

El cedido y el guardameta de Arrasate, que no han dispuesto de demasiados minutos esta campaña, fueron de los mejores por cada bando. Osasuna pudo doblar su ventaja antes del descanso, pero no estuvo tan preciso, lo que sin duda hubiera encarrillado el compromiso a su favor.

ESFUERZO DEFENSIVO

A la vista de que su plan A no estaba resultando, el preparador del conjunto bermellón, Javier Aguirre, arriesgó con un movimiento en el receso que le salió cara. Quitó un pivote -Mascarell, que había visto la amarilla- y sacó al campo otro ariete -Abdón Prats-, lo que provocó que tanto Catena como Herrando tuviesen que doblar su esfuerzo defensivo.

No solo eso. El Mallorca se hizo con la pelota y comenzó a merodear con mucha más claridad el área rojilla, especialmente a base de corners y de las segundas jugadas que estos generaron. Pese a ello, Osasuna dispuso de tres buenos lances para cerrar de manera definitiva el duelo, especialmente con un duro empalme de Iker Muñoz (m.55), al que respondió bien colocado Rajkovic.

Tanto fue el cántaro a la fuente que, al final, los baleares encontraron el premio a su insistencia. Darder se encontró con un balón rechazado y lo empaló con la fortuna de que golpeó en el cuerpo de Rubén Peña y Aitor, con toda una muralla de jugadores por delante, hizo la estatua al no poder ver la pelota.

Con algo más de un cuarto de hora por delante, los pupilos de Arrasate tuvieron tiempo para obrar la reacción, pero su adversario ya había obtenido el botín que ansiaba y no permitió ninguna concesión. El técnico de Berriatua movió el banquillo, pero el equipo cayó en la precipitación y las prisas, y no pudo encontrar el camino adecuado para la codi- ciada victoria.