2024 UZT. 04 Equilibrismo del Ejecutivo haitiano con la llegada de fuerzas kenianas Ante la urgente necesidad de restablecer la seguridad, pero también de recuperar la confianza de la población, las nuevas autoridades haitianas deben realizar un difícil acto de equilibrismo con la llegada de agentes de Policía kenianos a Puerto Príncipe. El primer ministro de Haití, Garry Conille (d). (Drew ANGERER | AFP) GARA PUERTO PRÍNCIPE Las autoridades provisionales de Haití, que no han sido elegidas, y sus aliados internacionales, con EEUU al frente, afirman que la misión de paz encabezada por Kenia y apoyada por la ONU es esencial para arrebatar el control de la capital a las bandas criminales que aterrorizan a sus habitantes. Pero el recuerdo de intervenciones extranjeras anteriores sigue vivo en la mente de los haitianos y el Gobierno del nuevo primer ministro, Garry Conille, se ve obligado a un delicado juego de equilibrismo. «Después de que se vayan, volverá a pasar lo mismo», señaló a AFP un residente de Puerto Príncipe que prefirió permanecer en el anonimato. «La verdadera solución no vendrá de los extranjeros. No les corresponde a ellos venir a resolver nada», añadió. Haití ha sufrido durante mucho tiempo la violencia de las bandas, pero la situación se deterioró aún más a finales de febrero cuando grupos armados lanzaron ataques coordinados en Puerto Príncipe, alegando que querían derrocar al controvertido primer ministro de entonces, Ariel Henry. Este acabó renunciando y entregando el poder a un consejo presidencial de transición que nombró primer ministro a Conille, médico de formación y exdirector regional de Unicef. La tarea del nuevo Gobierno de transición es monumental: aliviar la profunda crisis política, humanitaria y de seguridad y facilitar las primeras elecciones desde 2016, cuya celebración podría ser imposible a la vista de que el Ejecutivo está luchando por recuperar el control de algunas partes del país. «No se ha elegido ningún líder en Haití, por lo que nos encontramos en un territorio muy desconocido», afirma François Pierre-Louis, profesor de Ciencias Políticas en el Queens College de Nueva York. «Hoy, todo en Haití es inconstitucional, ilegítimo», agrega este exasesor del Gobierno. Hay dudas sobre cómo manejarán las fuerzas kenianas la situación tras ver recientemente cómo la Policía disparó contra los manifestantes en su país. Haití tiene amargos recuerdos de brutales intervenciones extranjeras, desde una ocupación estadounidense de dos décadas a principios del siglo XX hasta un mortal brote de cólera vinculado a una misión de paz de la ONU en la década de 2010. Para ser elegibles para el consejo presidencial de transición, apoyado por EEUU y la Comunidad del Caribe, los candidatos debían aceptar el despliegue de la fuerza multinacional liderada por Kenia. «Desde el principio dio la impresión de que todavía se trataba de un Gobierno elegido por extranjeros», aseguró Jake Johnston, del Centro de Investigación Económica y Política de Washington. Pese a todo, muchos haitianos, ansiosos por restablecer la seguridad, dicen apoyar el despliegue de la misión. Pero los vínculos históricos entre ciertos políticos y las pandillas alimentan la desconfianza. TRANSPARENCIAGarry Conille prometió, en entrevista con AFP, «transparencia» ante la misión internacional que tiene como objetivo acabar con la violencia de las pandillas. Explicó que su Gobierno hereda una situación «extremadamente compleja», con el 80% de Puerto Príncipe en manos de las bandas, casi 600.000 desplazados, infraestructuras casi inexistentes y una fuerza policial por «fortalecer».