La Real cae al borde de los penaltis tras pelear hasta el último aliento
Los donostiarras han firmado un encuentro memorable que se ha vuelto loco en la recta final de la segunda mitad, para pasar del empate a uno a un 3-4 que daba paso a la prórroga. Un testarazo de Rudiger en el 115 ha cerrado el camino a la final de Sevilla.
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Madre mía qué locura. Cuando casi nadie daba un euro por la Real -el que firma esto el primero-, el equipo de Imanol Alguacil protagonizó ayer otro de esos partidos que se recordarán durante años. Faltó la guinda, sobraron cinco minutos, y el gol de Rüdiger en la prórroga dejó a los blanquiazules sin billete para Sevilla. En caliente la sensación es de tristeza, lógico, pero qué más se puede pedir ante un rival de la talla del Real Madrid.
Los blancos arrancaron coleccionando ocasiones. La más peligrosa, un remate acrobático de Endrick que se marchó fuera, después de que Zubeldia se mostrara demasiado blando en al área.
La Real replicó con un disparo de Sucic que se marchó fuera y equilibró la eliminatoria al cuarto de hora. Oyarzabal lanzó un balón a Marín y este peinó hacia atrás a la espalda de Lucas Vázquez, donde apareció Barrene para encarar y batir a Lunin (0-1, m.16).
Los donostiarras habían herido al tigre en su guarida. Los zarpazos de Bellingham y Rodrygo se fueron desviados, eran los primeros avisos. Pasado el ecuador de la primera mitad llegaba el contratiempo de la lesión de Aguerd.
Y a renglón seguido el Madrid empataba el choque con una ‘delicatessen’ de Vinicius a la espalda de Zubeldia, que Endrick no desperdició con una picadita sobre Remiro. El de Cascante quizás debería haber estado más adelantado al inicio de la jugada (1-1, m.30).
La Real llegaba viva al descanso, no era poco. El Madrid salió del vestuario dispuesto a sentenciar. La sombra del penalti sobrevoló el Bernabéu con un manotazo de Remiro en la cara de Bellingham.
La que acertó fue la Real. Primero avisó con un remate de Zubimendi a la salida de un córner. Lunin se lució y en el rechace Oyarzabal, sin ángulo, no acertó con la derecha. Pero casi seguido Marín firmaba un jugadón pegado a la línea de fondo y su pase de la muerte lo metía Alaba en su portería (1-2, m.72).
Y se desató el tsunami. Con el Bernabéu al borde del ataque de nervios, la Real tomaba ventaja con un mal disparo de Oyarzabal que golpeaba en Alaba y se colaba (1-3, m.80).
Poco duró la alegría. Dos minutos después, Vinicius se iba muy fácil de Traoré y asistía a Bellingham (2-3, m.82). Entre Remiro y Aritz salvaban otra ocasión clara del brasileño, y al saque de un córner Tchouameni cabeceaba el tercero (3-3, m.86).
Todo el pescado parecía vendido, el clásisco ‘rush’ final del Madrid en casa. Pero la Real no había dicho su última palabra. Ya en el descuento, Sergio Gómez botaba una falta y Oyarzabal anotaba de cabeza (3-4, m.93). Aún hubo tiempo a que Remiro evitara otro gol de Bellingham antes de llegar a la prórroga.
Un grave error de Aritz daba a Vinicius la primera ocasión en el alargue. La Real, a pesar del cansancio, aguantaba el tipo. El Madrid tampoco estaba para demasiadas florituras. Pero en el 115 Rüdiger puso fin al sueño.