2014 MAR. 19 GAURKOA Kutxabank SA: hechos, no palabras Julián Zapiain Alonso Consejero General de Kutxa Mario Fernández Pelaz, a la sazón presidente ejecutivo de Kutxabank SA, el día 21 de febrero en Bilbao, en el marco de una sesión organizada por Alumni Deusto-PwC declaró: «Kutxabank, el banco creado por las cajas vascas, es una isla. Es la única entidad del Estado que, sin recibir ayudas públicas, pertenece al 100% a las cajas de ahorros de origen». Con este hilo «argumentativo» disertó sobre la «inevitable» salida a Bolsa de la entidad, sobre la dilución de la participación de las Cajas, hasta el 30% aseveró, pero ¿ha recibido ayudas públicas? Ciertamente no ha recibido ayuda directa en forma de inyección de capital proveniente del FROB, ni tampoco ha vendido sus activos tóxicos (valor real inferior al contabilizado) al banco malo (Sareb), pero estas no han sido las únicas fuentes mediante las que la adminis-tración pública ha suministrado ayuda directa a las entidades a costa del dinero de todos. Uno de los estudios más exhaustivos y fundados, además de independiente, realizado sobre «las ayudas públicas al sector bancario español» lo firmó, en marzo de 2013, el profesor de economía política de la Universidad Complutense de Madrid Carlos Sánchez Mato. En el apartado «estimación de ayudas públicas recibidas por cada entidad» cifraba en 4.737 millones de euros el total del conjunto de ayudas recibidas por Kutxabank SA, incluida CajaSur. Una de las tipologías de estas ayudas recibidas por Kutxabank la constituye el llamado «esquema de protección de activos (EPA)» que, por importe de 392 millones de euros, recibió BBK en el momento de la compra de CajaSur. Este esquema pretende cubrir los posibles riesgos encubiertos de la entidad adquirida y fue cobrado en su totalidad antes de final de 2012. Otra de las vías de esquilmar recursos públicos para cubrir ineficiencias gestoras, y también aprovechada por Kutxabank, está constituida por los llamados activos fiscales diferidos (1.961.499 miles de euros a 30/06/13 en el balance de KutxaBank). ¿Y esto qué es? Magia es la respuesta, alquimia contable la realidad. Una nueva fuente de beneficios artificiales para la banca. Veámoslo. Miremos las cuentas presentadas por Mario Fernández. Al llegar a las líneas finales de la cuenta de resultados observamos que tenemos un resultado antes de impuestos: 93 millones de euros en 2013. A esta cifra se le suele restar los impuestos a pagar para obtener el resultado neto de la compañía en el ejercicio. ¿Restar? Para nuestra Banca, aquí y ahora la resta se convierte en suma. El secreto de esta metamorfosis está en los activos fiscales (DTA), estos permiten a la banca zombi del estado no parecerlo tanto. Con ellos el resultado atribuido al grupo Kutxabank SA en el ejercicio 2013 pasa de 93,1 millones de euros «antes de impuestos», a 108,3 millones «después de impuestos». Los casi dos mil millones en DTA que tiene contabilizados Kutxabank le permitirá no pagar impuestos en virtud de la magia contable fruto de su actuación como créditos fiscales. Y no solo se activan frente a benefi-cios, sino que el estado garantiza parte de ellos (60%) y con ello computan como capital de la entidad. ¡Y no recibe ayudas públicas! Un segundo grupo de ayudas sería el de los avales y garantías concedidas por el Estado al sector financiero. En este apartado se contabilizan tanto los avales a las emisiones de deuda de entidades bancarias, como el aval implícito que el Estado ofrece a los depósitos bancarios, desde 2008 cien mil euros por titular, con ello los bancos se ahorran el pagar a los depositantes por el riesgo de impago en la devolución de sus ahorros. ¿Y qué decir de la obligación de no superar el 25% de los beneficios en la dotación a la Obra Social? Es cierto que el Banco de España (BdE), con fecha 21 de febrero de este año, remitió una comunicación sobre la política de dividendos de las entidades de crédito en 2014. En ella recomendaba a las entidades que los dividendos a satisfacer no superaran el 25% del beneficio consolidado atribuido. Además de ser una «recomendación», también fijaba la posibilidad de poder superar dicho porcentaje para aquellas entidades, como es el caso de Kutxabank, cuyo capital principal superara el 11,5%. Luego, si se hubiera querido se podía cumplir el contrato de integración del SIP Kutxabank, que fijaba un mínimo en la apor-tación del 30%. Pero ¿se quiere realmente? ¿Cuál es la actuación real de Kutxabank SA desde el 1 de enero de 2012? El 3 de diciembre de 2012, Kutxabank comunica a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, en calidad de «hecho relevante», la ampliación del capital social de BBK Bank CajaSur, SAU en otros doscientos millones de euros. Como consecuencia de la misma, el capital social del banco ascendía a 1.018 millones cinquenta mil euros, totalmente suscrito y desembolsado por el accionista único del actual «Banco CajaSur, SAU» (U equivale a accionista único). ¿Cómo es posible semejante dispendio de recursos generados por el ahorro popular de nuestro país? ¿No los necesitamos para inversión productiva por estos lares? Dicen las cuentas del 2013 de Kutxabank que «Banco CajaSur, SAU» ha contribuido de forma positiva a las mismas con 6,5 millones de euros. Y nadie dimite. Pienso que desde el EBB se debería analizar la actuación de Mario Fernández Pelaz y de Ignacio Sánchez-Asiaín Sanz al menos a la luz de este acierto inversor. Pero hay más. El 1 de diciembre de 2012 se constituyó el Sareb, más conocido como «banco malo», destinado a comprar activos tóxicos a las entidades rescatadas, e intentar revenderlos con posterioridad facilitando la financiación a los compradores (hasta el momento fondos buitre en su inmensa mayoría). En este lodazal cutre también está Kutxabank. Por un lado, como accionista habiendo aportado 122,7 millones de euros a fecha febrero de 2013, pero por otro también en la financiación se implica como un campeón. En setiembre de 2013 los directores generales de Sareb, el ya dimitido Walter de Luna, y el de Kutxabank, el todavía no cesado Ignacio Sánchez Asiaín Sanz, presentan la «hipoteca Sareb-KutxaBank». Con una dotación de 1000 millones de euros financia las compras de activos de Sareb hasta diciembre de 2014. La intervención de Sánchez-Asiaín es sublime, vale la pena reseñarla: «La firma del convenio supone una nueva muestra de la voluntad de Kutxabank de facilitar el crédito a empresas y familias, lo que constituye el eje central del modelo de negocio de la entidad, basado en la cercanía, la rentabilidad y el servicio el cliente», realmente enternecedor y muy apropiado al acto que se presentaba, mucho. Un puesto en el consejo de administración de Sareb ha sido el logro de Kutxabank. Otro clásico del sistema de captación de rentas jelkide, Emiliano López Atxurra, lo usufructúa. Por último, mencionar una de las áreas de negocio estrella para los ejecutivos que, como los de Kutxabank, quieren jugar en «división de honor bancaria», no en la regional, por muy digna y necesaria que sea de las cajas de ahorro modelo clásico. La reestructuración de las enormes deudas que acarrean las grandes corporaciones del estado que deben rescatarse, al ser «sistémicas» y afines al régimen clientelar. Son préstamos sindicados (se denominan así aquellos que por su volumen o elevado riesgo se comparten por varias entidades) los que se han suscrito desde conjuntos de entidades financieras con Telefónica, Enágas, Vocento, FCC... Voy a mencionar el de «refinanciamiento de la deuda de El Corte Inglés». Por un importe de 4.909 millones de euros a ocho años, 26 entidades lo han suscrito en noviembre de 2013 y entre ellas está «nuestra» Kutxabank SA, aportando 129 millones de euros. Importante inversión productiva para nuestro país, sin duda. Banco Santander y Deutsche Bank son los bancos agentes de este préstamo y es en esta compañía donde Mario Fernández y sus colegas quieren estar. ¿Y nosotros? ¿Qué es lo que queremos? Y sobre todo, ¿qué estamos dispuestos a hacer para conseguirlo? No es verdad que no haya alternativa, la hay informando para defender-nos y argumentar por nosotros mismos, sin tener que delegar en nadie. Ahal dugu.