2015 OTS. 02 A lo tonto, a lo tonto Los rojiblancos logran un triunfo vital, cogen aire y siguen vivos e ilusionados en tres competiciones. Joseba VIVANCO LEVANTE 0 ATHLETIC 2 «Estaba viendo en directo el partido del Balckburn por la televisión. Cuando vi que George había marcado en el primer minuto mi primera reacción fue coger el teléfono para llamarle. Luego me di cuenta que no podía ponerse por que estaba jugando». El comentario, real, es de un futbolista que no viene a cuento, pero les prometo que un servidor estuvo ayer a punto de telefonear a Aritz Aduriz tras su primer gol y por poco pulsar a rellamada después del segundo para rogarle, `Adu, no te retires nunca, por favor'. El donostiarra, a diez días de cumplir los 34 años, jugó el miércoles los noventa minutos de Copa y ayer hizo otro tanto. Bueno, dos tantos para ser más exactos. Pep Guardiola sostenía, entre uno de los mandamientos de su catecismo, que «el portero debe parar (...) y a los míos les doy la táctica para que me lleguen poco y para que en los últimos metros la gente que más desequilibra haga la diferencia». Son los dos pilares en los que se sustentó la trascendental victoria rojiblanca en tierras levantinas. Atrás, un guardameta que aportó seguridad y evitó al menos dos goles cantados; arriba, el único jugador de los 28 que pisaron el magullado césped del Ciudat de Valencia capaz de desequilibrar el marcador. Iraizoz y Aduriz, pasados de sobra la treintena, que salvaron ayer la papeleta al Athletic. Porque no hubo mayores diferencias entre dos equipos temerosos de perder, con una liturgia futbolística muy limitada, atenazada, en un partido cuya primera parte fue más mala que las traducciones de Google y una segunda en la que merced a un Aduriz de nuevo enrachado se desequilibró a favor de los bilbainos. Al final del choque los gestos de alegría entremezclada con rabia eran la prueba palpable de lo mucho que se jugaban los leones, de lo que suponen estos tres puntos, más allá de que el juego volviera a dejar muchas lagunas. Un análisis serio de su fútbol engordaría su expediente X y sería enrocarse en la evidencia, pero más evidente es aun que esta victoria, muy similar a aquella en Almería de meses atrás, puede de verdad ser ese punto de inflexión del que hablaba Ernesto Valverde, máxime cuando se abre un margen tranquilizador respecto al descenso y ahí están las intactas aspiraciones en Copa y Europa League. De paso, una semana por delante -aunque no vuelven a Lezama hasta el miércoles- para preparar el partidazo que se viene ante el Barça. El técnico rojiblanco introdujo cambios con respecto al Málaga: Gurpe por Etxeita, Itu por Mikel San José, Rico por Beñat y Unai López por Susaeta. El navarro estuvo expeditivo todo el partido; el de Arrigorriaga volvió a destilar sudor como si lo del cansancio no fuera con él; el cachorro de Errenteria pagó los platos rotos al descanso tras una fugaz presencia; y el de Abadiño... Por momentos Iturraspe pareció pedir a gritos el cambio. ¡Vaya partido el suyo! Valverde maniobra y le sale bien Ernesto Valverde había decidido retocar la medular que tan buen resultado le ofreció en la Copa, dejando en la banqueta el experimento Sanjo-Beñat. Y ya fuera por eso, por el molesto viento, el patatal del terreno de juego, la comprensible tensión de dos equipos con el agua al cuello o la presión desatada que ejercieron uno y otro sobre el rival, la primera mitad fue un horror mayúsculo. Uno más de tantos este curso, donde el Levante, colista, acabó al menos poniéndole más ganas. El larguero evitó el gol de Muniain, y la milagrosa manopla de Iraizoz el de Simao Junior. Empatados hasta en eso dos equipos que ostentan el dudoso honor de más partidos sin marcar un gol esta Liga. Un canto al fútbol, vamos. Encefalograma plano entre los rojiblancos, entre pelotazo y melonazo, `boutades' de Laporte al margen, a la media hora de juego Txingurri se vio obligado a taponar la vía de agua abierta en banda izquierda por el correcaminos Morales, que se aprovechó de que Muniain andaba aun pegado a la almohada y no hacía coberturas a Balenziaga, para crear una y otra vez jugadas de peligro. Mandó a Unai a esa banda, resituó al navarro en la mediapunta y comenzó un nuevo periplo de De Marcos por distintas posiciones, ese jugador que como decía el inglés Steven Gerrard, «puedo jugar en cualquier parte del campo. En la cama también soy un poco así». Fue un parche, porque a vuelta de vestuarios Susaeta se colocó por delante de Balenziaga, De Marcos pasó al lateral diestro e Iraola se adelantó a la medular. Maniobra que dio resultados gracias a la siempre imapagable generosidad defensiva del eibartarra, que incluso la tuvo a los dos minutos pero su chut lo atrapó Mariño sobre la misma raya de meta. La fortuna caería solo un minuto después, balón templado de De Marcos al centro del área y allí Aduriz le hace un asado a su marcador: la baja, se gira y la enchufa. El gol serenó a los leones, todo lo contrario que a un Levante que perdió el norte durante muchos minutos. Muniain cabeceó cruzado en plancha una asistencia de De Marcos y Aduriz mandó un disparo desviado, mientras los levantinos no daban señales de vida en las inmediaciones de Iraizoz. Y cuando las dieron, ahí estaba el navarro. Fue en el minuto 74, una doble ocasión local repelida hasta dos veces por el arquero rojiblanco, tantas veces cuestionado. No le dio para más a los de Lucas Alcaraz, que evidenciaron tener muchos más problemas que el Athletic para hacer gol. Y ya se sabe, en el país de los ciegos... Aun así, el Levante apretó en el tramo final del choque, lo que llevó a Valverde a hormigonar su equipo con un doble pivote formado por Iturraspe y San José, con Rico más adelantado, dando incluso entrada a Etxeita ya con el encuentro finiquitado. Poco antes, el Athletic, que aprovechaba bien los espacios dejados atrás por los locales, sacó tajada de una de esas situaciones. Balón que recoge Susaeta en la medular, consigue mantenerla rodeado de enemigos, la prolonga en el momento justo hacia Aduriz, que se planta ante el portero y le salva con un suave toque con la zurda. A punto estuvo de hacer el tercero en el descuento. Su gol número cien en Primera tendrá que esperar. El Athletic se la jugaba esta semana. Y le ha salido bien. Vuelve a ser optimista y a soñar. Vivito y coleando en tres competiciones. A lo tonto, a lo tonto... Ernesto Valverde: «A ver si ahora vamos para adelante» A buen seguro que la alegría le iba por dentro, Ernesto Valverde compareció en sala de prensa sin querer hurgar demasiado en el justito juego de su equipo pero enormemente satisfecho, como sus jugadores, por los tres puntos consechados. Asumió que a su plantel le costó hacerse al partido en la primera mitad, al viento, al propio estado del campo, citó, del mismo modo que reconoció que con el primer gol nada más salir de vestuarios fueron afortunados, y a partir de ahí lo hicieron mejor. «Se notaba la tensión en el campo en la primera mitad, era difícil jugar, con los dos equipos apretando mucho. Nosotros tuvimos la oportunidad de Muniain, pero ellos también se acercaron y nos crearon problemas. Luego hemos conseguido mejorar, hemos tenido la fortuna de acertar rápido. Para nosotros eran fundamentales los tres puntos, porque veníamos buscando la victoria desde hace tiempo y sobre todo porque veníamos de jugar entre semana. A ver si ahora vamos para adelante». Txingurri reconoció que «al comienzo nos creaban muchos problemas por la banda derecha ya que eran muy profundos por ahí, pero tras el cambio de posiciones de De Marcos e Iraola, hemos podido manejar el partido con más soltura». Ha sido una semana clave, señaló el técnico. «Estábamos buscando una victoria para impulsarnos, lo conseguimos ante el Málaga y ahora aquí, y de la misma forma que tuvimos una ola mala ahora queremos la buena. Ahora nos viene el Barça y es una prueba de fuego». Vuelve el optimismo y asume que «la ilusión por la Liga Europa o la Copa no se puede olvidar, pero la Liga es la prioridad». J.V. «El equipo necesitaba esta traquilidad y relajarse un poco», dice Adu Fue el hombre destacado del Athletic, con permiso de Iraizoz. Aduriz reconoció que «ganar era vital», pero del mismo modo quiso reivindicar el «esfuerzo increíble» que había hecho el equipo, porque «nos ha costado adaptarnos al campo». El donostiarra insistió en esa faceta quizá menos vistosa pero necesaria: «Hemos hecho un esfuerzo gigante y en ese aspecto el equipo ha estado terrible». Pero por encima de todo destacó lo que supone de balsamo estas victorias. «Él equipo necesita tranquilidad y reñajarse un poco», dijo. Toda una semana por delante. J.V.