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Los cuernos del minotauro


El minotauro es un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro, y fue encerrado en un laberinto de Creta. Alimentado por víctimas humanas, jóvenes mujeres y hombres como sacrificio, hasta que fue muerto por el héroe Teseo. Hoy, el ascenso heroico lo ha conseguido Syriza, que merece un monumento, en forma de reconocimiento internacional. O dos, si consiguiera salir del chantaje con vida. Ha conseguido, de momento, que los menos favorecidos de Europa vean este combate no como un «Grecia contra los demás» sino como un «los de abajo contra los de arriba». Una ciudadanía con cuerpo social y cabeza capitalista está encerrada en el laberinto de un sistema de mercado, que genera pobreza, desigualdad y opresión de clase, de género y de huella ecológica. Minos era hijo de Zeus y de Europa, como nosotros y nosotras de la troika. Cuando rompamos la maldición de los dioses, y nos convirtamos en la educación a la ciudadanía, recuperamos nuestra versión humana completa. Yanis Varoufakis (jamás pensamos que aprenderíamos el nombre de un ministro de economía griego) llama a la financiarización global, el Minotauro planetario.

La moderna batalla de Maratón es la misma de hace 25 siglos. El débil, Grecia, contra el fuerte, entonces Persia, hoy, la Europa de la troika. De lo que ocurra dependerá, como entonces, el futuro de las libertades, la democracia real y el devenir de una Europa social. Por eso sería conveniente que los defensores de los derechos humanos y la igualdad social enviemos combatientes y emisarios que ayuden a los osados espartanos, obligados a asumir rescates y recortes. A resistir, ganar victorias parciales, y finalmente, ganar la guerra.

Una nueva ha comenzado en Atenas, Bruselas y Berlín; en varios frentes: mediático, económico, político... Los principales medios no dejan de clavar ban- derillas, rejones y espadas a un toro que se revuelve en la arena. «La bella y la bestia» en versión moderna. Una bestia transformada en pérfido asesino, o en bello galán, según sea besada, por frau Merkel, o por una ciudadanía empoderada.

¿Qué puedo hacer yo, un simple votante, para ayudar? Como dice el Gobierno heleno, de momento, no hacer demasiado caso a la propaganda oficial. Estamos siendo intoxicados. «Syriza ha sido derrotada», «El BCE impone sus condiciones», «Se acaba el plazo del nuevo Gobierno». «Syriza es demagógica, poco seria, populista». Veremos. Solo se ha jugado la primera mano. Y el negociador griego cree que no merece la pena jugar de farol. Añade que no se trata de cómo re- partir un pastel entre dos jugadores egoístas, sino diseñar una nueva mentalidad que trascienda las divisiones nacionales, dirima la distinción acreedor-deudor a favor de una perspectiva paneuropea y sitúe el bien común por encima de la política mezquina, un dogma que resulta tóxico si se universaliza, y crea una mentalidad del «nosotros contra ellos».

Según Giorgios Gogos, estibador y sindicalista del puerto de El Pireo, (cuyos trabajadores mantuvieron una larga lucha contra la privatización, ahora detenida) la gente se conformaría con que el Gobierno cumpliese el 5% de sus promesas. Quizá resulte algo exagerado, pero eso tan solo demuestra la poca fe que tiene el personal en sus electos y electas.

Alemania demuestra muy mala memoria, mucha desvergüenza, o ambas. El nazismo llegó al poder en 1933 por la vía electoral como rechazo a la política de austeridad impuesta al país por los vencedores de la 1ª Guerra Mundial (Francia, Reino Unido y EEUU) para cobrar las reparaciones de la guerra, y creando una enorme deuda. La misma vía que produce el crecimiento de Amanecer Dorado (3ª fuerza) y ante el que Merkel se encoge de hombros. Hitler entró en Atenas y se quedó 4 años (1941-44) saqueando el país y produciendo unas 325.000 víctimas. Se calcula que los daños causados doblan el monto de la deuda actual de Grecia. Alemania responde que el tratado de reunificación de 1990... ¿dejó zanjado el tema?... Del mismo modo que los herederos de los vencedores en el Estado español, no quieren reconocimientos, recuerdos, o repara- ciones de guerra.

Una generalidad favorable: el porcentaje de la población alemana que deseaba expulsar a Grecia del euro ha pasado de ser mayoría a minoría, y esto no lo escuchará en «El País», ni en el telediario. Según Vicenç Navarro, hay cinco cosas que Syriza ha conseguido. 1- Que las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno anterior fueran rechazadas. 2- Que se revirtieran las políticas antisindicales y aumentar el salario mínimo. 3- Que se recuperase el concepto de soberanía, entendida como la capacidad de poder tomar decisiones domésticas. La Europa del capital exige la pérdida total de la misma. 4- Que no fuese obligatorio alcanzar un crecimiento del 4,5 % y permitir el 1,5 % que deseaba Syriza. 5- Una mejora del pago de la deuda, en los plazos y en los intereses, a desarrollar en posteriores negociaciones, sin el chantaje del exiguo plazo marcado. Es cierto que no se consiguió la quita de parte de la deuda, pero no excluye la posibilidad de que se establezca una renegociación a nivel de Europa del problema de la deuda pública. Hay que ganar tiempo, quizá luego llegue Podemos.

La recuperación del alma social de Europa pasa por una exitosa renegociación de la crisis en Grecia. La batalla va a ser a muerte. Se trata, en definitiva, que los cuernos del minotauro apunten a la ciudadanía, expuesta hasta ahora a un obligatorio y salvaje encierro antisocial, o bien, al corazón de un sistema injusto, insolidario y rapaz, que no duda en pisotear libertades y derechos en su propio beneficio privado. Varoufakis es Ulises en la guerra de Troya. Odiseo contra Polifemo. Grecia puede ser una ilusión fracasada o la primera ficha de un dominó que cae. Seamos todos y todas atenienses.