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KOLABORAZIOA

Una Carta de Derechos Sociales cargada de futuro


Euskal Herria 2015: Urkullu, Barcina, Rajoy, Juncker... no dejan de airear en cuanto pueden una visión muy particular de la realidad: estamos en un cambio de tendencia, es el fin de la recesión. En un contexto así, ¿tiene alguna razón de ser la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria? ¿qué necesidad hay de la movilización?, ¿para qué?

El movimiento social y sindical vasco hemos respondido contundentemente a la crisis con seis huelgas generales. Junto a ello, infinidad de luchas sectoriales y locales (vivienda, privatizaciones, prestaciones sociales...). Todo ello con un balance teñido de claroscuros, ya que no se ha sido capaz de neutralizar los efectos devastadores de las políticas neoliberales en la vida de las personas. El capital ha decidido no asumir ninguna pérdida, y responder con más neoliberalismo y con más centralismo al desastre social provocado. Con este trasfondo, se ve la necesidad de abrir un proceso, la Carta, en el que ir integrando las aspiraciones populares para avanzar en la defensa y extensión de nuestros derechos frente a la ofensiva capitalista y ultracentralizadora. Un paso necesario y crucial si verdaderamente queremos cambiar las cosas de raíz, ante un reto tremendamente complicado.

¿Cuáles son las bases sobre las que el neoliberalismo y sus gobiernos aliados van a apoyarse en los próximos años para llevar adelante su proyecto?

1) Negación de la democracia y soberanía de las personas y los pueblos. Un elemento clave en esta coyuntura es la desposesión de todo instrumento para poder decidir y ejercer nuestros derechos socioeconómicos, civiles, culturales y políticos básicos. A menor poder soberano de Euskal Herria, mayor poder e impunidad para el capital.

2) Precarización progresiva de la vida social y laboral. El modelo neoliberal necesita de la precariedad para funcionar. Esta se está extendiendo en cuestiones como el empleo, la vivienda, la autonomía económica, los cuidados... Dos tercios de la población en Euskal Herria quedará bajo el impacto directo de la precariedad o de su amenaza.

3) La naturaleza: o mercancía o vertedero. La actual globalización tan sólo piensa en energías fósiles, en depredar y contaminar... al servicio de un modelo consumista despilfarrador, anulando nuestra soberanía alimentaria.

4) Personas sin derechos y todos los derechos para las empresas. Salud, educación, servicios sociales, pensiones, bienes comunes... todo es susceptible de convertirse en negocio.

5) Fortalecimiento de las políticas represivas y de control social. Desde el endurecimiento penal hasta el despliegue de todos los dispositivos discriminadores: código patriarcal, xenofobia, criminalización de las personas desempleadas y de la pobreza, no reconocimiento de los derechos lingüísticos y culturales.

Sí, el proyecto neoliberal es de largo alcance, y en él, Euskal Herria no va más allá de convertirse en un simple mercado en el mundo global. Por ello surge la Carta. Para responder y construir conjuntamente nuestro futuro, para cuestionar, debilitar y superar al neoliberalismo. Si queremos derechos con garantías, una economía al servicio de las personas, cuidar y sostener la vida, eliminar las desigualdades... sólo hay un camino: apropiarnos de la capacidad de decisión, de democracia y soberanía, de poder económico y político propio, para decirle basta a la globalización capitalista, junto a otros pueblos del mundo.

La Carta debe suponer un intento de acción y compromiso novedoso. No estamos hablando de un mero quehacer reivindicativo. La Carta debe ser capaz de articular, agrupar, reforzar, reflejar todo aquello que en Euskal Herria suponga alternativa al modelo neoliberal, desigual, depredador, consumista, patriarcal, antidemocrático: desde la reivindicación hasta el compromiso con prácticas alternativas existentes. Tenemos que ser el contraespejo de una realidad que se impone como la única posible. Debemos convertirnos en un agente de primer orden en Euskal Herria para marcar y señalar los contenidos del cambio social, que sea capaz de interpelar a las instituciones y provocar su complicidad al servicio y garantía de dicho cambio. En definitiva, recuperar la solidaridad, la ayuda mutua y la cooperación para cambiar las cosas de raíz.

En los próximos meses tenemos que prepararnos para hacer frente al discurso oficial: o crecimiento económico con precariedad u organización económica para la garantía de derechos. Debemos ser conscientes de que los términos de la disputa se van a dar en elegir uno u otro camino, y que las consecuencias son diametralmente opuestas.

Cuatro retos. Primero, 14 de marzo, en la calle para interpelar con nuestras propuestas para el cambio social. Segundo, responder a las agresiones en marcha como TTIP, TISA... que nos atan de pies y manos a las multinacionales. Tercero, extender la Carta y su manera de trabajar a pueblos y barrios. Por último, preparar el «Alternatiben eguna» de octubre, en el que mostrar fuerza, ideas y determinación para construir otra Euskal Herria.

Desde LAB animamos a emprender este camino. No hay otra alternativa que la alianza entre todas y todos que no nos conformamos con el orden neoliberal. La Carta está cargada de futuro. El 14 de marzo es nuestra próxima cita.