La crisis del Estado español irrumpe en la campaña venezolana
La crisis económica del Estado español ha entrado en campaña. Mientras el presidente, Hugo Chávez, refuerza su gestión confrontándola con datos macroeconómicos de Madrid, Henrique Capriles lanza guiños a los empresarios y se compromete a poner fin a las expropiaciones. Además, el candidato de la derecha señaló a los refugiados políticos vascos, prometiendo su entrega.
«Me da pena ver cómo están en Europa. Lo sé porque ya tengo una edad y he pasado lo mío». Uno de los asistentes que trabaja dentro del Ministerio de Información y Comunicación (MinCi) da el pésame a los corresponsales europeos con algo de sorna. «Nosotros llegamos a estar peor; pero la revolución lo cambió todo», insiste. Como él, muchos venezolanos miran de reojo al otro lado del Atlántico. Claro, que ya no como una perspectiva para la migración. La campaña del presidente, Hugo Chávez, ha aprovechado la crisis económica que maltrata al Estado español para describir las consecuencias de las políticias neoliberales, contraponiéndolas a los logros de la revolución. Frente a un Estado español a punto del rescate y con una conflictividad social en aumento, el inquilino de Miraflores contrapone unas cifras macroeconómicas que avalan su crecimiento. El candidato de la derecha, Hernique Capriles, también ha tenido guiños buscando el apoyo de los sectores políticos del Estado español.
Referencias al paro o a las tasas
«Chávez es el hombre, con todo lo que está ocurriendo en Europa, no puede perder», repite la dueña de un kiosko en la zona este de Caracas. Por aquí no están bien vistos como este ya que en esta zona se concentra el grueso del antichavismo. No obstante, el mensaje que confronta el modelo venezolano con la crisis en el Estado español ha calado en la población. Tanto en Venezolana de Televisión (televisión pública) como en los discursos del propio Chávez son continuas las referencias. «Miren cómo están las cosas en España, con una tasa de desempleo juvenil de más del 50%», argumentaba recientemente el presidente venezolano en una entrevista concedida al periodista José Vicente Rangel. En la guerra de cifras, Chávez ha encontrado un apoyo para su gestión. Por ejemplo, en relación al paro. Ahí, el jefe del Ejecutivo venezolano no se ha cansado de insistir en que mientras que en el Estado español existe más de un 50% de desempleo juvenil, Venezuela se mueve cerca de un 7% (en términos totales). Además, mientras que el PIB del país caribeño se incrementa en un 5%, el Ejecutivo del PP prevé una recesión del 0,5%, aunque otro tipo de instituciones, como el FMI, se van hasta el 1,2%.
La campaña de Chávez ha utilizado también los paralelismos entre el presidente español, Mariano Rajoy y el candidato opositor, Henrique Capriles. Especialmente, en relación al «paquetazo» neoliberal, la agenda oculta que los bolivarianos relacionan con un hipotético triunfo de la derecha. El aspirante derechista ha intentado presentarse con un perfil vinculado al progresismo. Una táctica contestada desde los afines a Chávez con referencias al «programa oculto» de Rajoy; es decir, todas las medidas impuestas por los mercados que el inquilino de la Moncloa ha puesto en marcha pese a contradecir abiertamente su programa.
No solo los bolivarianos han mirado hacia Madrid. El aspirante Capriles se dirigió en una carta en «El País» a dirigentes políticos y empresarios, a quienes prometía, por ejemplo, poner fin a las expropiaciones para generar «un ambiente de confianza para la inversión nacional y extranjera». Otro de los compromisos adoptados en el rotativo con una línea más beligerante contra Venezuela fue la entrega de refugiados vascos, que llegó a cifrar en medio centenar. Siguiendo la línea marcada desde Madrid, Capriles vinculó al gobierno bolivariano con ETA y las FARC, y reiteró que en caso de hacerse con el poder se someterá a los requerimientos de extradición.