Harold Good recuerda en Donostia que el desarme costó nueve años en Irlanda
Harold Good, el reverendo protestante que fue uno de los «ojos» del desarme del IRA junto al sacerdote católico ya fallecido Alec Reid, ha explicado en Donostia los pormenores de aquel proceso, justo el día en que se cumplen 16 años del Acuerdo de Viernes Santo. Un proceso del que extrae hasta doce conclusiones válidas, entre las que destaca la necesidad de paciencia: ha recordado que allí la Comisión Internacional de Desarme necesitó nueve años para culminar el proceso.
Las diferencias con el proceso vasco son claras, dado que en Euskal Herria avanza desde la unilateralidad. Y contra la voluntad del Gobierno español: Good ha recordado que allí ni siquiera fueron posibles imágenes de la puesta fuera de uso de las armas, que tanto ha despreciado Madrid.
Ante la negativa radical del IRA a permitirlas, ha citado que Londres y Dublin pactaron una ley marco, aceptada por el IRA, para canalizar ese proceso. En la fase final se consensuó además que Good y Reid, referenciales para las dos comunidades enfrentadas, ejercieran de testigos.
Contaron con un blindaje jurídico para ello: «Se nos otorgó la inmunidad, no podían llevarnos delante del juez si nos pillaban». Algo que inevitablemente remite a la decisión de Madrid y París de hacer comparecer ante los tribunales a los verificadores.
Con paciencia y confianza, Good se ha mostrado seguro que los inmovilismos terminan cayendo. Lo ha ejemplificado con numerosos ejemplos de un mismo dirigente: el unionista Ian Paisley, que comenzó refugiándose en el «nunca, nunca, nunca», luego exigió fotos del desarme… pero terminó entrando en el proceso y formando gobierno con el Sinn Féin. Difícilmente podía enfrentarse a un Acuerdo de Viernes Santo que había respaldado el 83% de la población irlandesa.