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La esencia, en frasco pequeño

Vox decidió iniciar su campaña electoral en territorio hostil, pero menos. Es decir, el acto de arranque del jueves a la tarde pretendía simbolizar su «compromiso» con la España una, frente a las fuerzas «muy poderosas» que buscan la «liquidación de la unidad» patria. Pero, puestos a elegir, se vinieron a Gasteiz, donde el líder, Santiago Abascal, podía encontrar un entorno más cómodo.

Acto de inicio de campaña de Vox en Gasteiz. (Raul BOGAJO/ARGAZKI PRESS)

Anunció Abascal que la intención de Vox es representar a los 200.000 vascos «abandonados y despreciados por el PP». E hizo sus cuentas. Dijo que PP llegó a tener 350.000 votos en la CAV (se excedió en unos 25.000) y en el último recuento se quedó en 140.000.

También el coordinador provincial de Araba –perdón, de Álava– mencionó la «mucha gente» que se había dirigido a él para comentar esto o lo otro. Pues el jueves a las ocho de la tarde las masas debían estar bastante despistadas, porque al arranque de campaña acudieron unas setenta personas: 46 sentadas en los asientos dispuestos para ello (incluidos los candidatos e intervinientes) y otras veinticinco dispersas por el local, contando a los técnicos de sonido y los especialistas en «seguridad».

El presentador llamó la atención sobre la asistencia de exdirigentes de UA como Enriqueta Benito y Enrique Aguirrezábal, este último con un paso por el PP y muchos por debates en ETB. Reinaba un ambiente familiar, al que ayudaban los niños con camiseta del CEU, colegios de la Asociación Católica de Propagandistas.

En el acto intervinieron los tres primeros de la lista –Alejo Vidal-Cuadras, Iván Espinosa de los Monteros y Ana Velasco– y los dos últimos –Santiago Abascal y José Antonio Ortega Lara–. El resumen de sus palabras es que van a hacer «una política de confrontación con el nacionalismo» que «ha domesticado a PP y PSOE». Vox viene a ser como la esencia del PP y, por lo visto, en frasco bastante pequeño. Y no deja de llamar la atención que gentes como Alejo Vidal-Cuadras, que no ha dejado su escaño del PP en ningún momento, hablen de «los viejos partidos» y sus estructuras caducas.

El golpe de efecto del acto fue que Santiago Abascal rompiera una supuesta papeleta de la consulta independentista de Catalunya. Lo que –según confesión pública– puso «piel de gallina» al candidato Iván Espinosa de los Monteros.