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Más de 80 muertos en la última masacre israelí en Gaza

Entre los fallecidos hay al menos 17 niños, 14 mujeres y 4 ancianos, según sanitarios palestinos que han logrado evacuar los cadáveres del vecindario. También se ha identificado entre los muertos a un reportero gráfico, Jalid Hamid, y un trabajador sanitario, Fuad Yabir.

Niños palestinos muertos tras los bombardeos del sábado por la noche en Gaza. (Mahmud HAMS / AFP)

Más de 80 personas han muerto en los bombardeos israelíes en el barrio de Shayaía, al este de Gaza capital, según ha informado el Ministerio de Sanidad en la Franja, que calificó los hechos de «verdadera masacre contra civiles».

Imágenes divulgadas por la televisión Al Aqsa de Hamás muestran a varios civiles, entre ellos mujeres y niños, tendidos en el suelo junto a varios edificios y a personas por las calles en una aparente huida del lugar.

Los comentaristas del canal describen las escenas como una nueva masacre de «Sabra y Shatila», cometida en 1982 en esos campos de refugiados palestinos en Líbano por falangistas cristianos con la connivencia del Ejército israelí comandado por Ariel Sharón, entonces ministro de Defensa.

Según un comunicado remitido a los medios por el Ministerio, entre los muertos se encuentran tres familiares de un destacado dirigente del movimiento islamista Hamás, que perecieron en una vivienda blanco de un bombardeo aéreo.

El bombardeo aéreo sobre la vivienda del dirigente de Hamás Jalil Al Haya provocó la muerte a tres de sus familiares, incluido su hijo Osama Al Haya, pese a que en un primer momento se informó de que eran cuatro los miembros del clan fallecidos.

El líder islamista no se encontraba en el edificio en el momento del ataque, de acuerdo al relato de testigos.

La artillería israelí intensificó de madrugada los bombardeos en Shayaía, donde centenares de residentes abandonaban a primera hora del día el barrio en paralelo al anuncio de que Israel ampliaba su incursión terrestre.

Asimismo, las zonas del norte y sur de la Franja de Gaza han sido blancos en las últimas horas de continuos ataques de cazabombarderos F-16 y F-15, que con frecuencia suelen romper la velocidad del sonido provocando fuertes explosiones que mantienen en vilo a la población.