El «equipo Westminster» ruega a los escoceses mantenerse en la unión
El primer ministro conservador, David Cameron, el líder laborista, Ed Miliband, y su homólogo liberal-demócrata, Nick Clegg, desembarcaron ayer al unísono en Escocia con el objetivo de convencer a los votantes y mantener la unión política del Reino Unido. Sin embargo, y pese a que se esperaba algún anuncio sonado, apenas mencionaron la oferta de devolución que se viene anunciando desde el domingo.
El último movimiento unionista parece no tener las bases asentadas. Tras el anuncio de Gordon Brown el domingo de un calendario que tenga como meta una mayor devolución de poderes, se esperaba que la llegada ayer de los líderes de los tres partidos principales de Westminster fuese un empujón a la propuesta y una presentación ante la sociedad escocesa. Sin embargo, Cameron, Miliband y Clegg pasaron de puntillas por el tema, y dando al discurso un sentido básicamente emotivo, rogaron a los escoceses votar No. El líder laborista fue el más explícito al hacer referencia al anuncio de su compañero de partido: «Debemos cambiar la forma en la que los escoceses sois gobernados».
El unionismo está jugando a la desesperada. Después de meses en los que las encuestas le daban como claro vencedor, el pasado fin de semana salieron a la luz los primeros sondeos que dan como ganador al independentismo. Mientras el viento soplaba a su favor, los representantes del sur de la isla han tratado de mantenerse a cubierto, ya que la mala imagen con la que cuentan en Escocia podía afectar a la campaña. Por ello, todavía se hace más extraño el balón colgado al área por Westminster en el último minuto.
Las grietas parecen más que evidentes dentro de lo que el premier escocés, Alex Salmond, calificó como «equipo Westminster». El cambio repentino de planes de los tres políticos ingleses, quienes no tenían en sus agendas acudir a Escocia, no cuadra con los discursos repetitivos de ayer. El primero en hablar fue David Cameron, que eligió Edimburgo (lugar donde mayor apoyo tienen los conservadores) frente a un público muy limitado y con poca prensa, lo que chocaba frontalmente con la actitud de Salmond, que durante la mañana pasó horas contestando preguntas en las calles de Edimburgo e incluso sacándose fotos con quien así se lo pedía. Cameron realizó un discurso dirigido a la minoría conservadora escocesa: «Para los tories, electoralmente un Reino Unido sin Escocia sería mejor, pero la prioridad es la unión», dijo entre otras cosas.
Pese a que los tres líderes decidieron de forma conjunta no acudir a la sesión de control al primer ministro de ayer en Londres, no realizarán ninguna aparición conjunta al norte de la frontera, a donde Cameron volverá el lunes.
Si el premier británico visitó la capital, Miliband escogió el cinturón rojo de Glasgow, tradicional bastión laborista, para tratar de convencer al electorado de un partido totalmente dividido. «Podemos crear una sociedad más justa juntos», afirmó. Pese a llegar de la mano del Partido Conservador, nombró en varias ocasiones a Margaret Thatcher, sabedor del efecto demoledor de sus políticas que todavía hoy sufre la ciudad industrial escocesa.
Siguió la línea emprendida por Brown, tratando de contentar al todavía indeciso votante laborista: «Los habitantes de Escocia han establecido fuera de toda duda que es necesario que haya un profundo cambio económico y político», afirmó Ed Miliband.
Cada representante eligió con detalle su primera parada escocesa, como si se hubieran repartido el trabajo, y Nick Clegg se quedó en las zonas fronterizas del sur del país caledonio. El líder liberal-demócrata señaló que su deseo es mantener un potente servicio público de salud y que ello solo se puede lograr «bajo una economía fuerte, no si empezamos rompiendo y cortando lazos». Del mismo modo, extendió el debate a los intereses de resto del Reino Unido: «El statu quo se ha ido no solo para Escocia, sino para todo el Reino Unido», finalizó en la localidad fronteriza de Selkirk.
El bloque unionista se aferra a las promesas de devolución. Una tercera vía que Salmond propuso cuando se firmaron las bases del referéndum en el Acuerdo de Edimburgo y que Cameron declinó aceptar.
La reina Isabel II afirma que se mantiene al margen
Ante el debate cada vez más enconado que suscita el referéndum escocés, la figura de la reina Isabel II ha estado en boca de las dos partes. Por ello, un portavoz del Palacio de Buckingham aclaró que «la reina Isabel II mantiene una postura de imparcialidad» e instó a los políticos a dejar la figura de la reina fuera de la discusión.
Varios medios han publicado a lo largo de la última semana artículos en los que se barajaba la opción de que, a petición del Partido Conservador, la Corona británica realizase un discurso en favor de la unión. El premier escocés Alex Salmond, quien mantuvo una audiencia con la monarca hace dos semanas, también quiso tapar ese flanco y, ante las informaciones publicadas, afirmó estar convencido de que Isabel II «estará orgullosa de ser la reina de los escoceses».
La monarquía siempre copa portadas en las islas e incluso la noticia de un nuevo hijo de los Duques de Cambridge ha sido mezclado con el debate. En Londres hay quien confía en que sea un elemento emocional a favor. Así que la Casa Real tomó la palabra. «La imparcialidad constitucional de la soberana es un principio establecido de nuestra democracia», asegura el comunicado de Buckingham. A.A.
Salmond: «Este es el error más grave del unionismo, está en estado de pánico»
Mientras los líderes británicos protagonizaban actos en pequeño formato y recintos cerrados, Alex Salmond ofreció una imagen de cercanía a los ciudadanos, con diversas comparecencias realizadas por la mañana en las que defendió la decisión de los escoceses, al tiempo que atendía a los ciudadanos que se le acercaban. En referencia a la visita exprés de Cameron, Clegg y Miliband, consideró que es un «intento desesperado» por evitar la independencia. «Juntos, son los políticos de Westminster que más desconfianza generan», añadió.
«Lo que vemos es el `equipo Westminster' volando a Escocia un solo día porque les ha entrado pánico», opinó el ministro principal en el autobús de campaña de Jim Sallars. Es el viudo de Margo MacDonald, conocida exparlamentaria nacionalista, fallecida el abril. Un acto cargado de simbolismo, ya que las diferencias internas entre Sallars y Salmond han copado titulares unionistas.
Pese a la sorpresa, se declaraba contento de recibir la visita de un Cameron que ha rechazado en reiteradas ocasiones debatir frente a él. «El mensaje es extraordinario, la reacción de última hora es que la élite Westminster está en un estado de pánico absoluto», subrayó. También se refirió a las intervenciones que los tres unionistas realizaron, calificándolas en primer lugar de ineficaces para después congratularse del «empujón que va a suponer para el Sí». «La campaña del No está cometiendo error tras error, pero este es de lejos el más grande».
Pese a ello, Alex Salmond no quiere lanzar las campanas al vuelo, ni mucho menos: «El Sí continuará con una campaña que está contagiando energía a Escocia a lo largo y ancho del país. Tenemos que votar Sí para poner el futuro de Escocia en manos de los escoceses y no en las manos de un desacreditado y desconfiado Westminster», recalcó.
El primer ministro escocés comparecerá hoy frente a la prensa internacional, incluido GARA. A.A.