Inquietud y esperanza en unionistas y republicanos
Los orangistas norirlandeses viajan a Edimburgo para defender la unión de Gran Bretaña, en un intento de preservar ese vínculo cultural y político que se tambalea con la posibilidad de la independencia de Escocia, mientras Sinn Féin espera para decidir su estrategia: referéndum o transferencias.
Como apunta el periodista unionista Philip Bell en un artículo en la biblia conservadora «The New Stateman», Alex Salmond ha evitado en la campaña por la independencia de Escocia mencionar el norte de Irlanda, Pero muchos en el norte de Irlanda miran con preocupación los acontecimientos al otro lado de los veinte kilómetros del estrecho de Moyle. Tanto es así que hoy, sábado, se espera que al menos dos mil orangistas llegados desde el norte de Irlanda e Inglaterra marchen por las calles de Edimburgo en defensa de la unión, en la que se espera sea la mayor concentración de los orangistas de los últimos tiempos. «Nuestros hermanos escoceses estuvieron a nuestro lado durante el conflicto, y tenemos que apoyarles cuando su lugar en la Unión está políticamente bajo amenaza», afirma el portavoz de la Logia Orangista irlandesa.
La campaña «Mejor Juntos» contraria a la independencia, liderada por conservadores, laboristas y liberales, ya se ha apresurado a desmarcarse del evento, que se teme pueda alienar al electorado católico, señalando que no es parte de la organización. Sin embargo, el Maestro de la Logia escocesa, Henry Dunbar, ha reiterado que esperan que la marcha, «una celebración masiva del orgullo del Reino Unido», sea una pieza clave en la consecución de una «sonora victoria sobre Alex Salmond y sus equivocados separatistas».
Las conexiones históricas entre el norte de Irlanda y Escocia son claras. La migración entre ambas áreas, forzada por motivaciones políticas, como la llamada «plantación» de colonos presbiterianos en Ulster, o por razones económicas, ha sido claramente una constante.
Esa afinidad, según Bell, es parte de la sicología del unionismo norirlandés. El lenguaje «Ulster escocés», fue la respuesta de los unionistas al uso del gaélico irlandés. La defensa de la bandera británica por parte de la comunidad unionista/lealista, desde que en 2013 el Ayuntamiento de Belfast decidiera que sólo se izaría en ocasiones especiales, es una defensa de ese vínculo con su pasado escocés, y la salida de Escocia de Gran Bretaña supone una ruptura que afectará profundamente a la identidad cultural y política de unionistas/lealistas.
Por supuesto, la consecución de la independencia escocesa sería un empuje para la unidad de Irlanda. Un «sí» gigante fue dibujado en las montañas de Belfast junto a otra pintada que raza «Gaza Libre». Sinn Féin ya había considerado la posibilidad de pedir la convocatoria de un referéndum sobre la unidad de Irlanda en 2016. Londres tendrá que aprobarlo, y los republicanos necesitan crear un frente amplio para que esta petición sea considerada. Desde el DUP, Jeffrey Donaldson ya ha advertido de que las encuestas de opinión en el norte de Irlanda muestran un apoyo por la permanencia en Gran Bretaña más amplio que el que recogen en el caso escocés.
En la república irlandesa, los poderes políticos han evitado cualquier referencia al referéndum escocés. Pero la que fuera ministra en el Gobierno del conservador Fine Gael ya ha alertado de que un voto por la independencia en Escocia podría desestabilizar el proceso norirlandés, debido a la reacción defensiva ante una situación que la comunidad unionista podría percibir como su alienación política y cultural.
Pase lo que pase, incluso Bell considera que el referéndum escocés promete estimular la reevaluación de la relación del norte de Irlanda y Gales con Londres, lo cual es más relevante si se considera que los partidos políticos que rigen los destinos británicos no cuentan con ningún tipo de presencia en el norte de Irlanda. El viceprimer ministro británico, el liberal Nick Clegg, ya advirtió de que se había abierto la caja de Pandora en la cuestión de las transferencias desde el Gobierno de Londres.
La propuesta de urgencia del Ejecutivo conservador/liberal de David Cameron con el apoyo de los laboristas, incluye distintos niveles de autonomía fiscal. La capacidad de poder dictar los términos presupuestarios en el norte de Irlanda ha sido una exigencia de Sinn Féin desde un principio, como medida de protección ante los recortes impuestos desde Londres.
Sinn Féin espera beneficios del referéndum para el norte de Irlanda
El líder republicano y coprimer ministro norirlandés, Martin McGuinness, declaró que espera que el norte de Irlanda se beneficie con una mayor transferencia de poderes de Londres a Belfast a consecuencia del referéndum en Escocia.
«Si en el marco de un voto contrario a la independencia, Escocia consigue el control sobre las políticas de bienestar y la capacidad de decidir sobre sus subsidios de desempleo, creo que tendrá importantes consecuencias para nosotros. Sea cual sea el resultado, tendrá un gran impacto para la situación en Irlanda y especialmente en el norte de Irlanda», manifestó.
Tanto McGuinness -quien en 2012 declaró que «la independencia de Escocia es inevitable»- como el presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, han evitado manifestarse con referencia al referéndum escocés, considerando que es «esencialmente una decisión del pueblo escocés», aunque Adams reconoció que el resultado tendrá un impacto profundo. S.G.